sábado, 10 de marzo de 2012

Santana

Nos habían dicho que si se caminaba por la costa hasta el final durante una hora llegaríamos a Santana; y lo hicimos. Lo que nadie nos había advertido es que nos encontraríamos con un pequeño pueblo gringo. No sabemos mucho sobre él, pero está lejos de ser uno más entre los tantos que aquí se encuentran, sobre todo por el
desarrollo de su arquitectura. Ni bien la vi, con sus casas faraónicas que miraban el mar, pensé en Quequén, con su pasado aristocrático. Pero se trataba de otra cosa. Todos los carteles, hechos en madera, están obviamente en inglés, así que en lugar de tienda dice market y en la verdulería “vegetables and fruits”. Parece ser uno de los tantos lugares de retiro yanquis, donde las parejas aprovechan para llevar adelante sus proyectos de horticultura y jugar al tenis lejos del asfalto.
Las casas son grandes y con jardines inmensos, y las camionetas son las que aparecen en los cruces de las películas que transcurren en el interior de Estados Unidos, por ejemplo Oklahoma. Me refiero a las conocidas rancheras. Y todos los caminos, por supuesto, son de tierra.
Aquí no se ven chanchos ni gallinas. Pienso que eso se debe a que esos animales son entregados por el gobierno nacional en el marco del plan alimentario Hambre Cero, que intenta erradicar la desnutrición en la población rural. Pero en Santana no se sabe nada de eso, tal vez porque se hable mucho inglés.

2 comentarios:

  1. Supongo que habrás practicado un poco de inglés...
    Debe ser muy bonito y muy diferente de los lugares por donde han estado, el mar también tiene olas para surfear? volvieron caminando o hicieron dedo?
    Saludos!!! Euge

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  2. Hola, aca estamos en Rosario de paseo visitando a la familia de mama. Ya nos mandaron la confirmacion del viaje, asi que cerca del 21 estaremos en La Habana y el el 23 en Varadero asi pasamos los ultimos 4 dias juntos. les mando un abrazo. Papa

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