lunes, 5 de marzo de 2012

Popoyo

Para llegar a Popoyo tuvimos que tomar dos bondis y hacer dos veces dedo. Lo curioso fue cómo hicimos el último tramo. Eran casi las nueve de la mañana y el sol ya pegaba duro. En el camino no se veía nada, más que polvo y algunos árboles secos. Parecía que no había pasado nadie por allí en años. Y de pronto, de la nada,
una moto. Narrar cómo hicimos para entrar el conductor, nosotros dos, dos mochilas gigantes, una mediana y dos tablas, requiere un ejercicio de la imaginación. Aún no estoy seguro cómo fue, pero fue, y llegamos así a lo de la Tica, un hostel en el que somos los únicos hospedados. Si antes decíamos que vivíamos entre chanchos y gallinas (cosa que sucedió varias veces pero que en el fondo era un artilugio chistoso) hoy eso se impone como una realidad inobjetable. Sara, la cerda, está a un costado del estero que rodea el hostel, y las gallinas están por todos lados, picoteando lo que encuentran y a veces lo que encuentran es tu pie descalzo. El caso del loro amerita otro análisis, porque casi no molesta, a menos cuando empieza a repetir papá, papá, papá y se tilda largos minutos.
Popoyo, al igual que Gigante, no es un pueblo, sino una playa. Es decir, no hay ninguna dependencia pública, ni escuelas, ni salitas sanitarias. Sólo algunos hospedajes y otros pocos sitios para comer. Casi que tampoco hay casas particulares, ya que la mayoría de los lugareños viven en Salinas, un pueblo a veinte minutos que aún no conocimos. Estos lugares existen porque algún día alguien descubrió que el mar aquí tenía una ola privilegiada, perfecta, constante. Puede decirse, sin temor a equivocarse, que estos lugares existen gracias al surf. Ello provoca todo lo que sucede alrededor. Cuando hay época de swell (es decir, marejada, el movimiento propio del mar que provoca olas) estos lugares se llenan de gente de todo el mundo. Cuando no, sólo hay algunos viajeros y lugareños.

5 comentarios:

  1. salvando las distancias,esa foto es muy estilo Montañitas,Ecuador....lugar bellisimo que recorri con Pepe,y que casualmente todo el mundo hace surf. Los chanchitos,eso es nuevo...ja,ja.Seguramente todo debe estar muy bueno por alli,que divertido lo del tramo en moto,cuantas locuras hace uno!!! Muchos cariños y esperamos nuevas historias.
    Mama.

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  2. Están como chanchos!!! chochos!!!
    Seguro que en el trayecto en moto parecían Tonto y re tonto cuando se escapan por la ruta! ajjaja
    Besos, Euge

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  3. Holis mochileros. Realmente todo es magico, y a veces irreal. Estan a cientos de km viviendo vivencias naturales, saboreando y disfrutando lo simple, lo sencillo, lo natural. Y cuanto valor tiene eso, no? Ya a veces, desde aqui, desde un escritorio, da envidia sana de los que nos cuentan: en el medio de la nada, la aventura, la moto, la alegria, el espiritu de ayudar del pobre motoquero que les hizo gamba en llevarlos, el hostel, los chanchos, el loro, el mar. Sigan disfrutando esta vida, esa realidad por la que buscaron tanto y lo estan lograndooo. Un abrazo, Tio marcelo y Flia.

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  4. Tío, el otro día le escribí a Papá para que me pase tu mail y todavía no me respondió. Queríamos agradecerte por leernos y por comentar, porque eso vuelvo posible la comunicación. Aparte, entre nosotros, si no nos lees vos parece que no nos nadie! Jaja! Son tímidos los muchachos. Abrazo grande, cuervo, saludos a la familia.
    Nacho y Vero.

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  5. Yo sí leo, gente, pasa que no comento. Esta es la segunda vez que lo hago...

    Muy bueno el lugar.

    Un abrazo para ambos.

    Nico (el periodista, peronista e hincha de Boca)

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