martes, 29 de mayo de 2012

Tatuajes

Lo habíamos advertido en Honduras, pero comprendimos su fatalidad en El Salvador, cuando Marcelo nos contó algunas de sus historias con relación a los tatuajes. Él venía sintiendo ciertos rechazos por parte de la sociedad, y esta se daba en diversos ámbitos, como un supermercado o un despacho público. Entonces decidió, en un momento de locura y creatividad e inteligencia, disfrazarse de sacerdote y andar por la vida así, para ver cómo le iba.
Lo que descubrió lo paralizó: no hacía fila en ningún lado, siempre le cedían asiento, todos le hablaban despacito y cordialmente, una joyita.
Esta anécdota, que es graciosa, y más cuando vez que en la foto de su documento está vestido de sacerdote, da cuenta de la persecución que soportan quienes deciden tatuarse el cuerpo en esta parte del globo. Resulta que acá los tatuajes están asociados con las pandillas (Las maras) y la cosa puede complicarse en una requisa o si te ven sin remera en la calle.
Marcelo tiene tatuado todo el brazo. Es impactante observar, cuando caminás a su lado, como primero le miran el brazo y luego su cara, en un acto violento, conservador y estúpido, que de nada contribuye con la necesidad de una sociedad de liberarse de sus prejuicios.
Y el problema de las pandillas es una cuestión aparte, porque para intentar dar una explicación, se necesita abrevar en las desigualdades sociales, el crimen organizado, el negocio del narcotráfico y la falta de perspectivas y futuro para los pibes. Un síntoma preocupante que acusan algunas naciones de esta partecita de la tierra.

domingo, 27 de mayo de 2012

La piba la rompió

Ayer y hoy se corrió una fecha del circuito nacional de surf de El Salvador, en Punta Roca, un pueblo a diez minutos de donde estamos. Habíamos decidido descansar el finde para darle tregua al físico que ya nos pedía a gritos que nos dejáramos de joder.
Así que salimos temprano, bien desayunados, y con mate en la mochila para pasar el día viendo a los grandes surfers de la escena local. Lo que vimos fue muy bueno, en un día con una calidad de olas excelente que superaban por momentos los tres metros. Compartimos un video que corresponde a la categoría Damas. La piba la rompió…

 
(Sugerimos ver el video en grande, haciendo click en donde dice YouTube)

Otra que la rompió fue Vero, pero la pita de su tabla. Se le cortó luego de ser revolcada por una ola gigante y casi nos ahogamos los dos, cuando yo le pasé mi tabla y me quedé en tarlipes nadando hasta la orilla: me separaban 500 metros. Como corolario, yo salí nadando, recuperamos la tabla de Vero y ahora todo es una anécdota. 

sábado, 26 de mayo de 2012

La cocinera



Texto del video:

No conozco nadie que haga tan rico el zapallo como Vero. Seguramente mi suegra, y de quien seguro viene la receta, pero su hija tiene una manera particular. El secreto, entiendo, no está en el zapallo sino en todo lo que lo acompaña. Si ella te dice: “Amor, hago un pollito con zapallo”, decí que si porque la cosa viene con tutti.
Primero la guacha te engaña con el aroma, con las hierbas: se trata de la cebolla y el morrón (acá llamado chile dulce). Pero después empezás a pinchar y descubrís una papa hervida con una gota de aceite que se desliza hasta el plato arrastrando una pisca de sal. Y un pedazo de yuca, y otro de zanahoria bien cocida. ¿Y ese gustito a limón? ¿Y este otro a mostaza? Te preguntás realmente si estás loco, pero recordás que la petiza, si es cuestión de quedar como una reina, le afana los condimentos a los vecinos. Ella sostiene que es inocente, pero yo a veces lo pongo en duda.
Entonces acomodado, servilleta prendida del cuello imaginario, alzo los codos y combato contra viento y marea para que nada se enfríe, para que nada espere más de la cuenta, como precipitado.

miércoles, 23 de mayo de 2012

La playa

Luego de dos meses volvimos a la playa, esta vez en El Tunco, El Salvador, un balneario muy pequeño que se encuentra a poco menos de una hora de la capital. Hasta acá nos trajo Marcelo asegurándonos que nos gustaría y no se equivocó. Conseguimos una habitación en una terraza con sillones, hamacas, todo el día sombra para un clima que supera diariamente los 35 grados y baratísimo. Volvimos a la playa, decía, con todo lo que eso significa:
ir a hacer las compras en cuero, cocinar (en las ciudades generalmente comíamos afuera porque los hoteles no tienen cocina y los hostels no existen), andar todo el día en pata y, naturalmente, surfear.
Volver a meterse al agua nunca es fácil porque en el surf intervienen diversas variables como el estado físico, la concentración, el miedo, el conocimiento del mar y las olas, la disciplina. Pero ayer nos metimos a la tardecita a tantear la cosa y descubrimos que el agua es tibia y que la ola es grande pero gorda, chancha, glass. Eso la vuelve poco agresiva y amena para estos primeros días.
Sentir nuevamente la sensación de estar arriba del agua, dominando la naturaleza, es uno de los placeres individuales más grandes, no sólo de este viaje, sino de la vida misma. Porque se trata, en definitiva, de sentirse parte de la natura, de comprender la armonía entre el hombre y la misma.
De modo que aquí estamos, disfrutando de las olas y del paisaje selvático que nos rodea, mateando en la orilla y sintiendo como la arena se nos mete entre los dedos de los pies.

lunes, 21 de mayo de 2012

El Salvador

Estos primeros días en El Salvador no pueden explicarse sin su protagonista principal: Marcelo, nuestro anfitrión de Couchsurfing. No se trata de un tipo cualquiera y, tal vez por eso, es que pegamos una onda increíble. El tipo vivió en Argentina, en Canadá, viajó por Hungría y recorrió miles de kilómetros en bicicleta para unir Chile con El Salvador, y a contra reloj, ya que el objetivo era llegar para pasar las Fiestas con su familia. Actualmente es jugador de fútbol, lo que me valió, ayer por la noche, un partidito fútbol 5 que sirvió para comprobar mi pésimo estado físico luego de meses de sedentarismo.
Junto a él recorrimos la capital San Salvador, conociendo mercados de artesanías, centros comerciales y paseos populares. Y también anduvimos por la
Universidad Católica
, donde trabajan su hermano Álvaro (un tipazo que nos abrió la puerta de su casa como si nos conociéramos de toda la vida) y su viejo, que es un personaje entrañable, profesor de matemáticas y obsesivo de los problemas de aritmética. Lo gracioso es que, luego de saludarlo, te empieza a contar problemas matemáticos y te envuelve de una manera en la que te descubrís atrapado en una red ajena, pero hiper concentrado por desentrañar ese nudo complejo y fascinante. Para que se entienda: el padre de Marcelo es quien escribe en este país los manuales de matemáticas para pibes de séptimo, octavo y noveno grado.
Ayer, domingo a la noche, salimos a comer pupusas (Ver diccionario del Blog) junto a toda su familia, menos la madre quien se está recuperando de una enfermedad. Así que allí conocimos a su otro hermano, Fabio (arquero y sabedor insaciable de estadísticas de fútbol) y a la novia de Álvaro. Todos reunidos agasajándonos y tratándonos como reyes, una cena hermosa que nos hizo sentir el calor de la familia.
Por si fuera poco todo lo que ha hecho por nosotros, hoy nos llevó a Migraciones, adonde fuimos para obtener una prórroga de la visa que, por una impericia (una pelotudez, bah) de la agente de Migraciones en el aeropuerto de Honduras, nos dieron treinta días en lugar de noventa. Y es que acá existe un convenio que se llama C4, y que consiste en que Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, otorgan una sola visa, y la da el primer país al que uno entra. Y ese fue Honduras, luego de arribar desde Cuba. Conclusión: 25 dólares cada prórroga, fotocopias de esto y lo otro, y Marcelo teniendo que dar la cara por alojarnos. Es decir, también lo metimos en este baile. Pero el tipo firme, bancando la situación. Un groso.
Si todo sale bien, mañana hacemos el trámite y luego nos vamos para la playa (Marcelo nos llevará en su auto en otro gesto más de su hospitalidad), adonde esperamos volver a surfear luego de dos meses de vaguear por otros lados.
En definitiva, Marcelo pertenece a ese grupo de personas que uno quiere conservar toda la vida. Su paz, su respeto, su inteligencia y su humor, son valores que lo vuelven amiguero y familiero; un tipo al que te dan ganas de invitar a comer un asado.

sábado, 19 de mayo de 2012

Una batalla ganada

Mañana se acaba el periplo por Honduras. Desde Tegucigalpa partiremos con destino a San Salvador, El Salvador, adonde arribaremos al mediodía y nos recogerá, si todo sale bien, otro anfitrión de Couchsurfing.
Viajar por Honduras era un gran desafío porque ello implicaba derribar todos los prejuicios que acuñábamos y los miedos que el discurso y las gentes que uno se cruza le atribuían a este hermoso país.

A dedo por Honduras
Aquí estaba el terror, la miseria, los narcos, los asesinatos, las armas. Y no es que no haya nada de eso, puesto que realmente es una sociedad muy violenta donde cualquiera ostenta armas largas y donde el crimen está a la orden del día; pero también descubrimos lo que los periódicos silencian, lo que la televisión ningunea, que son personas honestas que luchan día a día por una sociedad más justa y por un gobierno digno y no cipayo y asesino como el de Lobo; trabajadores incansables de la tierra, comunidades solidarias que viven al pie de la montaña y ajenas al mundo contaminado de la ciudad, y demás actores que hacen que este país tenga belleza en medio de tantas balas y tranquilidad en medio del berrinche.
Como decía, llegamos a Honduras con la mochila cargada de prejuicios y nos vamos pipones por la gente linda que conocimos. Tiramos los prejuicios por la ventana, y eso es algo que siempre merece ser festejado.

jueves, 17 de mayo de 2012

La felicidad se puede ver

Como los últimos dos meses fueron de andar de ciudad en ciudad, Utila operó en nosotros como un recuerdo del espacio geográfico por el que estamos viajando. La isla nos devolvió a nuestros primeros días en Panamá, cuando la vida estaba dedicada a surfear, a caminar por la playa, a ver el atardecer, a andar descalzos.
Luego la búsqueda constante nos llevó a ciudades históricas y a involucrarnos con sus procesos políticos, a estudiarlos, a comprenderlos. Como la vida misma, el viaje también tiene momentos, algunos disímiles entre ellos, con características propias; y en cada etapa se manifiesta alguna variante en particular.
En este sentido, Utila fue recordar nuestro anhelo (siempre presente y más vivo que nunca) de que se puede vivir de otra manera. Y no hablo de vivir alejado de los problemas que el pueblo afronta como tal en cada una de las circunstancias históricas donde interviene, sino más bien alejados de los problemas que los hombres mismos se generan por ese miedo pelotudo de ser felices y sentirse libres.
La isla nos mostró lo que hasta el momento sólo imaginábamos: hay gente que vive de otra manera. Son varios los ejemplos, pero quiero contarles uno en particular, porque es realmente fascinante. Se trata de dos argentinos, que hace 12 años viajan por el mundo en un velero junto a sus dos hijos. Los mares los llevó por Europa y Estados Unidos. Pero hace 5 años Utila los interpeló como ningún otro lado hasta entonces y decidieron tirar el ancla. Compraron un terrenito para construir su casa, aunque papá y mamá no puedan abandonar el barco y sigan durmiendo allí.
De ellos nos había hablado una artista argentina, que también vive en la isla. Así que fuimos, así sin más, a visitarlos al barcito que se pusieron y que atienden de maravillas, con estilo argento y con una calidez inigualable. Con Vero nos acodamos en la barra a comer un choripán estilo centroamericano (¡pero con chimichurri argentino!) y a tomar una birra fresca mientras ellos nos narraban algunas de sus peripecias y aventuras por el globo.
Al verlos y escucharlos me di cuenta de los felices que eran. Como pareja, se los veía radiantes, cariñosos y trabajando codo a codo, tirando choris a la parrilla, preparando ensaladas, destapando botellas. Y en un momento de introspección me pregunté si acaso eso no era la felicidad y aproveché una pestaña que Vero sacó de mi párpado y puso su pulgar contra el mío para pedirle al destino que, sea donde sea, me encuentre con Vero, pleno y vivo, como esta pareja de argentinos.

martes, 15 de mayo de 2012

Unos días en la Isla

De San Pedro Sula sólo habíamos oído hablar por las precauciones que habríamos de tener al visitarla, ya que es la ciudad más peligrosa de Honduras. Segunda en importancia, aquí se encuentran las principales empresas conformando el polo económico pujante del país. Una frase popular describe el siguiente escenario: “Mientras Tegucigalpa piensa, San Pedro trabaja y Ceiba se divierte”. Ceiba es una ciudad costera a la que llegamos pero sólo para tomarnos un ferry que nos dejaría en Utila, una isla caribeña de la cual ya contaré.

En San Pedro nos estaba esperando Nelson, nuestro anfitrión de Couchsurfing, una persona entrañable, inteligente y lista para complacer a quien lo visita. Para describirlo puedo contarles dos datos que entiendo revelan su forma de ser: es amigo del pibe que lava los vidrios en la esquina, hasta el punto de regalarle una bicicleta, ropa y hasta dinero para que deje de lavar vidrios y pueda ponerse su propio negocito; y es también amigo del hombre que vende baleadas (Ver el diccionario del blog), una parada que es obligada después de una noche de cervezas.
Además de prestarnos todas las comodidades en su casa nos llevó a un bar típico de la ciudad a tomar unas birras y nos presentó a sus amigos y su familia. Tan bien la pasamos, que ya prometimos un rencuentro que se concretará en unos días.

La isla del sol
Tras una hora en barco, donde el hundimiento parecía una posibilidad cierta, llegamos a Utila, una isla a 30 kilómetros del continente y que ostenta la segunda cadena de arrecifes más grandes del mundo. La isla es pequeña, sólo hay un pueblo llamado East Harbour, que debe su nombre a su antepasado como colonia británica (también los piratas anduvieron por estos lados), y tiene alrededor de 3 mil habitantes. Aunque pertenece a Honduras, cuyo idioma oficial es el español, acá se habla inglés: vestigios de la colonia.
Como toda isla caribeña, o como toda isla en general, su ritmo es parsimonioso pero activo. La rareza es que sólo tiene dos playas debido a que en el resto el agua besa la orilla sin dejar margen para nada.
Utila es famosa porque aquí vienen de todas partes del mundo a bucear.
En este sentido, tiene varios cayos a su alrededor con una riqueza exponencial y todo a precios super accesibles. Es sabido por los conocedores de este deporte que Utila es la plaza más económica para hacer el curso de buceo y para profesionalizarse en el mismo.
Así todo, como nosotros estamos lejos de pagar ese precio, nos contentamos con hacer snorquel cerca de unos cayos a los que se llega luego de andar un tiempo en lancha. Y la experiencia fue increíble, como cada vez que tenemos la posibilidad de meter la cabeza debajo del agua y explorar ese mundo acuático tan ajeno y tan tranquilo. Disfrutamos de ver cardúmenes poblados de peces violetas y medusas de tamaño mediano que flotaban con ritmo cardíaco, de las cuales una de ellas me picó.
Pero por el momento no les cuento nada más. Les dejo un videíto para que vean con sus propios ojos cómo transcurre la tarde de un día cualquiera, acá en Utila.


sábado, 12 de mayo de 2012

Estado de situación

Antes de adentrarme a contarles algunas particularidades de nuestra visita a Copán Ruinas, quisiera no pasar por alto algunos temas que he dejado pendiente y que me parecen importantes para comprender Honduras. Ya he hablado, hace más de un mes, que Honduras tiene una semi democracia, luego de que el dictador Micheletti, quién tumbó al gobierno de Manuel Zelaya a pocos meses de las elecciones, llamara a sufragar y fuese elegido Porfirio Lobo, un liberal de derecha aliado de Estados Unidos.
El golpe de estado de 2009 vino a romper el círculo de izquierda conformado entonces por Honduras, el sandinismo en Nicaragua y el Frente Farabundo Martí en El Salvador. Ahora, con el diario de mañana, resulta evidente que el imperio yanqui no iba a permitir de ningún modo que gobiernos revolucionarios le ocupen un espacio estratégico para sus intenciones expansionistas.  Pero el episodio del golpe resultó anacrónico para un continente que había pensado que esas cosas, que esa manera tan burda de ir contra los intereses populares, había pertenecido al siglo pasado, a pesar de las advertencias en Venezuela en el año 2002 y en Bolivia, si mal no recuerdo, en el año 2006.
Porque hay que decirlo: son aquellos que se desgarran las vestiduras en defensa de la Constitución y la seguridad jurídica quienes llevaron adelante todos los golpes de Estado que se han suscitado por estos lados.
Hay un fenómeno atroz, preocupante, para toda la sociedad hondureña, que es la proliferación de armas y su exhibición constante. La anterior descripción de la situación política no explica este fenómeno pero si lo contiene en tanto escenario. La violencia en Honduras no es nueva, y explicarla puede demandar un necesario conocimiento de la cosa, que por cierto no manejo. Pero si puedo decir que la fatalidad de que los narcos hayan ido bajando desde México, sumado a la violencia política que no respeta ni a su presidente elegido con holgura en las urnas de la democracia, abona un terreno para la violencia, que hasta el momento sólo hemos vivido en la amenaza cotidiana de que cualquiera anda armado. Y no hablo de la Policía (considerada una de las más corruptas del mundo) que por cierto está en todos lados, sino que vas a un bar y el patovica tiene un arma; en un estacionamiento, el sereno tiene un arma; en un residencial, el cuidador tiene armas. Son muchos los negocios que tienen un cartel en la puerta pidiendo por favor no entrar con armas de fuego. Lo curioso es que no se trata de armas cortas, sino de escopetas que pasan el metro de longitud.

Copán Ruinas
Les había comentado que Copán era un pueblo muy viejo, con calles de piedras y muchos negocios de artesanías; que en su Plaza se erigían esculturas mayas y que había algo, un cierto misterio, que la envolvía.
Fuimos a conocer, entonces, las ruinas Mayas, una verdadera joya considerada Patrimonio de la Humanidad. Allí puede verse cómo estaba estructurada la parte central de la ciudad, conformada por algunos templos y el famoso juego de pelota, y las casas de la élite.
Después de una extensa recorrida que hicimos con un guía, nos fuimos a conocer las sepulturas, que se ubicaban a poco más de dos kilómetros de allí. Lo sorprendente fue cuando uno de los muchachos nos contó que el muro de contención que había levantado el gobierno por el Huracán Mitch en 2003 se estaba destruyendo, mientras al lado se levantaba, inquebrantable, el muro construido por los mayas hacía 1500 años.

Otras yerbas
Cuando vi el mapa de Honduras me sorprendió notar que las ciudades y pueblos conformaban una medialuna, dejando evidencia de que gran parte de su territorio era virgen. Efectivamente, es una gran reserva natural que conserva miles de especies animales; una biósfera inmensa, pulmón natural del país.
El otro dato que me llamó la atención fue que las cocinas de las casas son eléctricas, y que prácticamente no existe el gas.

jueves, 10 de mayo de 2012

Zona de promesas

Después de un paso en falso en Santa Rosa de Copán, adonde llegamos por error tras haber entendido mal el nombre, arribamos a Copán Ruinas, nuestro destino original. Esta es la primera ciudad turística que conocemos hasta el momento en Honduras, y su atractivo se explica, naturalmente, por las ruinas Mayas que visitaremos mañana.
Pero desde el vamos uno se da cuenta que este es un lugar “distinto”. La arquitectura no es la misma, ni los negocios, ni la disposición de los edificios. Por toda la ciudad se erigen esculturas y en el parque principal pueden verse los símbolos Mayas en el suelo y en las paredes.
Copán, al igual que todo Honduras, es montañoso. Transitarla, por momentos, se convierte en una odisea por la multiplicidad de subidas y bajadas que hacen que al día siguiente te duela todo el culo. Hacia la frontera con Guatemala (que está a muy pocos kilómetros pero que nosotros tardaremos un poco aún para visitar) se encuentra el Parque de las mariposas. Y hacia el lado que da al otro extremo, está el Parque de los pájaros.
A este último llegamos justo cuando estaban cerrando, y menos mal, porque cobraban 10 dólares la entrada.
Como decía, se observa mucha simbología Maya, algo que hasta ahora no habíamos vivido, porque el viaje se había dividido en un primer momento en la playa y en un profundo contacto con la naturaleza (Panamá y Costa Rica), luego en la historicidad de las ciudades y sus procesos políticos (Nicaragua y Cuba), y ahora empieza el período donde lo que prevalecerá serán los movimientos campesinos y comunidades indígenas.
Estamos atentos a estas alteraciones, que no hemos buscado y que se nos presentan, y nos volvemos ansiosos por explorar una nueva faceta de nuestra américa. Una que algunos llaman, la América profunda.

lunes, 7 de mayo de 2012

Primeros pasos en Honduras

Luego de reponernos de los nervios del avión y de la angustia en Migraciones, charlando con la familia, leyendo los diarios, actualizando cositas del blog, partimos para Comayagua, una ciudad poco agraciada a casi 90 kilómetros de Tegucigalpa. Como decía, Comayagua no deslumbra por su belleza ni mucho menos, pero tiene algunas cosas que la vuelven interesante. El más rimbombante, y orgullo para sus habitantes, es que aquí se encuentra emplazado el reloj más antiguo del mundo, que aún funciona.
Fue fabricado por los Moros (que dominaban España) en el año 1100, y ahora puede verse en la fachada de la Catedral. Otra de sus atracciones es la Campana, famosa por haber sido utilizada el 28 de septiembre de 1821 por Don Teodoro Boquín y Boquín para anunciarles a los pobladores la llegada de los Pliegos de Independencia que designaba como pueblos libres de España a los países de Centroamérica y México. Por último, todavía se conserva la Capilla de Indios que consiste en una adaptación estratégica que hizo la Iglesia Católica para poder reunir a los indios e inculcarle su religión y cosmovisión. Como la Iglesia tenía como fin último adoctrinar a los indios, y como estos jamás hubiesen entrado a un sitio cerrado a glorificar a un Dios, se creó este espacio de modo de manipular sus intereses. Es una Iglesia en dos versiones: la conocida, en un espacio cerrado; y la otra, en un espacio abierto. Este proceder fue llamado, eufemísticamente, sincretismo.  Actualmente diríamos que esto fue una perversa manipulación para engañar espíritus ingenuos.

Gracias
Así se llama el pueblo en donde estamos. Es bien colonial, con calles de piedras e iglesias que datan del siglo XVII y XVIII. Aquí llegan muchos turistas locales ya que además tiene un parque nacional y un complejo termal. Al primero fuimos temprano, pero no lo recorrimos todo, ya que semejante empresa puede llevar hasta dos días. En él se encuentra el pico más alto de Honduras con 2849 metros: dicen que en un día claro puede verse el país vecino de El Salvador. Pero nosotros nos contentamos con recorrer algunos senderos de baja intensidad y matear al pie de un arroyo, mientras veíamos el fluir del agua entre las piedras. Hacia tanto tiempo que andábamos por ciudades, que volvimos a sorprendernos del ruido de los árboles, de la vista húmeda de las montañas y de algunos pájaros de colores que nos acompañaban por el camino.
Por la tarde fuimos a conocer las termas. A diferencia de las de Argentina (al menos las que conozco y me han contado) acá no están edificadas. Es decir, no hay espacios donde hacen masajes o chorros que caen en diferentes direcciones o piscinas cerradas. En el caso particular de hoy, las termas eran una sucesión de piletas de diferentes tamaño y casi igual temperatura. Lo lindo, precisamente, es que todas conservan sus paredes de piedras y el piso también de piedra o musgo. En este sentido, debo decir que son más “naturales” que las de Argentina.
Curiosidad
Hoy cumplimos cuatro meses de viaje, desde que partimos de Argentina.

domingo, 6 de mayo de 2012

Otra vez sopa

El retorno a Honduras presentaba dos desafíos importantes: uno, que el avión aterrice con éxito en el segundo aeropuerto más peligroso del mundo; el otro, pasar por Migraciones con los comprobantes de vacunación contra la fiebre amarilla que nos habían expedido en Nicaragua (y que les faltaba el sello) junto a los certificados (en fotocopia) que me había enviado mamá desde Argentina. Conseguido el primer objetivo, nos acomodamos en la fila para esperar el sello en el pasaporte que nos daría el ingreso al país.
Pero al llegar junto a la agente de Migraciones, se desató el problema: no teníamos la dirección en donde íbamos a alojarnos, requisito indispensable para entrar. Le pedimos unos minutos para llamar por teléfono a nuestro anfitrión y nos lo concedió de mala gana. Pero Pepe (nuestro amigo hondureño que nos alojó la vez anterior) no respondía los llamados; peor aún, nos atendía directamente el contestador.
Le informamos de esta situación a la agente, y ella nos respondió: “entonces tenemos que deportarlos a su país”. ¿Cómo? ¿Por no cumplir un requisito tan estúpido como ese? Sabía que esta vuelta no podía pelear. Un aeropuerto no es una frontera terrestre, donde podés volverte a la ciudad anterior. Acá no hay nada antes. Puse cara de perro mojado, le expliqué que ya habíamos estado en su país y que no nos habían pedido ese requisito, que por favor nos ayude, que somos viajeros.
Pasaron cuarenta minutos cuando se acercó hablando por teléfono con su jefe, que nos interrogó y decidieron hacer una excepción. Conseguimos el sello, pasamos, y nos fuimos a intentar contactar a Pepe para que nos vaya a buscar. Varias horas después, cuando pensábamos que tendríamos que buscar un hotel, Pepe nos respondió un mail diciendo que ya venía a buscarnos, que estaba en una reunión de trabajo y que había olvidado avisarnos de que había cambiado su número de teléfono.
Una vez más una frontera nos había mostrado los dientes, una vez más Honduras, otra vez sopa. 

viernes, 4 de mayo de 2012

Última aventura en Cuba

Pasar el 1 de Mayo en Cuba era un acontecimiento que más de una vez nos había quitado el sueño, porque más allá de su valor simbólico, teníamos una mínima esperanza de ver a Fidel, aunque supiésemos que últimamente no aparecía en público, más allá de alguna que otra entrevista o reunión que trascendía en los medios. Pero mi razonamiento (equivocado) era que como ya estaba muy viejo, este 1 de Mayo podría resultar una buena oportunidad para saludar a su pueblo y ese argumento me bastaba para sostener mi anhelo. Más allá de esto, en la patria de los trabajadores ese día se volvía fiesta, carnaval, pueblo. Habíamos calculado nuestros tiempos de recorrida por la isla de modo de llegar el día anterior a La Habana, y así arribar desde bien temprano a la Plaza de la Revolución, escenario habitual de la celebración.
Pero como el bondi salía muy caro preferimos viajar en tren 
y así ahorrarnos además pagar la noche de alojamiento. Viajar en tren significaba, también, indagar sobre una vía de transporte que hasta entonces no había vivido en la isla y una situación por la que todo viajero quiere pasar. El colectivo o el avión son opciones que en el fondo esconden, como diría la oración bíblica, “la verdad, la belleza y la vida que encierran los caminos”. El tren, en su trajeteo, en su lento peregrinar, te devuelve real los campos que atraviesa, la gente te saluda de arriba de sus caballos y hasta uno puede sentarse a fumar un tabaco ahí, donde termina el vagón, cerquita del baño.
Pero el tren, en los países del tercer mundo, tiene algunos inconvenientes, algo sabido por cualquiera que haya tenido los cojones de partir rumbo a Tucumán o Posadas, desde Buenos Aires. En esta situación debo confesar que quedé sorprendido por la puntualidad de la partida pero al tiempito nomás, un leve descarrilamiento nos demoró en las vías casi tres horas. ¿A qué hora llegaremos? ¿Nos perdemos el comienzo del desfile? Má´ si, con ir al mediodía nos queda toda la tarde, pensé.
Pero por algo que brega el socialismo es por cierta disciplina y eso pareció lo que primó aquel día, lejos de los festejos presagiados: cuando llegamos a la Plaza de la Revolución, cerca de las 11, ya todo había terminado y sólo quedaban algunos turistas tan sorprendidos como nosotros. La cita había empezado a las ¡siete de la mañana! Y había durado poco más de una hora, convirtiéndose en el desfile más rápido de la historia. ¿Justo este año? Justo este año. Y encima Raúl presenció todo el acto.

Lo que dejamos
Pienso qué me quedó por decir de Cuba, que me quedó en el tintero sin contarles. En lo personal, me voy con una profunda nostalgia por dejar atrás esta tierra amiga, que tan bien nos hizo sentir  y que nos ha adoptado, como también lo hizo con el Che y con todo el que la visita, como sus hijos. La emoción de Agustín al despedirnos fue símbolo de ello. Porque ser argentino, acá en Cuba, es también ser cubano. Nos quieren, saben de nosotros, conocen el mate, adoran a Cristina. Conocen nuestras ciudades, los atractivos turísticos, las costumbres.
Soy consciente, porque varios me lo han hecho saber, de los debates y desencuentros que suscitaron mis escritos sobre Cuba. Pero más allá de las diferencias políticas o de apreciación sobre el comportamiento de la economía, cuestiones susceptibles a la reflexión y la crítica, aquí se hace carne el grito libertario que San Martín echó al viento como una ráfaga de esperanza y humanidad: “¡Seamos Libres: que lo demás no importa nada!”. Que así sea.