viernes, 17 de febrero de 2012

Sobre lo bizarro

Cuando llegamos a Playa Jacó pensamos que estábamos llegando a un pueblo minado de gringos, como cualquier otro en Costa Rica que quede sobre la costa. No es que no sea tan así, de hecho hay muchos turistas, pero hemos encontrado un inusual refugio donde logramos mantenernos relativamente al margen. Se trata del único camping del lugar. Decir que esto es un camping es una concesión al nombre que lleva en la puerta porque, a decir verdad, es de lo más precario que hasta ahora hemos visto.
Baños sin luz y llenos de mierda y mosquitos, poca seguridad (un portón de reja que siempre está abierto nos separa de las calles), y a olvidarse de servicios de almacén. Para ser más claro: se trata de un terreno inmenso que se encuentra en el fondo de un restaurant. Parece que los dueños, sin saber qué carajo hacer con esto, metieron tres postes de luz y clavaron el letrero en la puerta. Acá estamos nosotros. Lo bueno, tengo que decirlo, es que pagamos seis dólares por persona (muy barato para Costa Rica) y estamos a cincuenta metros del mar y veinte de la calle principal. La rutina, como no podía ser de otra manera, consiste en una sesión de surf que nos lleva toda la mañana y, al regreso, fruta y mate para recomponer fuerzas.
No hay muchas cosas para hacer en Playa Jacó, así que a la tarde nos divertimos jugando al chinchón y recorriendo el parque de diversiones que está enfrente nuestro. Acá tengo que hacer un parate porque no soy claro cuando digo parque de diversiones y ustedes acaso pueden pensar que hablo de algo parecido al Parque de la Costa o a Disney. Nada más lejos. Porque no es, estrictamente, un parque de diversiones. Tiene juegos como el barco y una montaña rusa (que da una vuelta)
donde suenan todos los tornillos, pero también tiene puestos de comida, actividades tipo kermese (meta el aro en los palitos y gánese un oso peluche que no sirve para una mierda) y barcitos donde, en algunos, hasta tienen el tupé de hacer karaoke. El que mejor cantaba me hizo acordar a papá cuando, medio en pedo, agarra la guitarra en Año Nuevo y le canta “Yo tengo unos ojos negros” a mamá.
Como sea, este paseo siempre es divertido. Ayer a la noche, comimos unos pinchos de pollo y, como nos quedamos con hambre, le entramos a unos sandwichitos mientras veíamos los autitos chocadores. Después discurrí un tiempo sobre el concepto de lo mersa y lo bien que me sentía en esos escenarios.
Como a las 22 nos metemos en la carpa. A partir de ahí, se desata una lucha entre el sueño y el hijo de puta que canta enfrente que te deja las orejas a la miseria. Aunque él crea que canta bien.

4 comentarios:

  1. Hola!!! Que buenas historias.....aunque cuando papa canta aun me sigue enamorando....!!!
    El parque de diversiones se debe parecer al que arriba a Neco en los veranos,patetico...
    Hoy es tu cumple!!! Y seguramente habra festejos especiales,algun permitido o gastito esxtra.Espero que lo disfruten,a nuestra manera nosotros tambien lo vamos a festejar,como es mi costumbre,seguramente alguna cerveza tomare en tu honor.
    Que pases un hermoso dia y podamos conectarnos un rato para saludarte.Tirones de orejas,y muchos besos.
    Sofia

    ResponderEliminar
  2. hola ignacio! interesantes tus comentarios, hoy me hicistes reir con el canto de papa " yo tengo unos ojos negros" jaja te deseamos un muy feliz cumpleaños!!!!!!!!!!!!! besotes y pasalo hermoso!!!!!!!! tus tios carlos y silvia

    ResponderEliminar
  3. holis señor camping, espero la esten pasando bien, y dale credito a tu viejo que al menos canta como Donald, pero no el cantante, como el pato , jajaja, ahh y puntea bastante bien humo sobre el agua. Un beso a los dos, ahh, Feliz cumple no festejen tanto a ver si los que cantan se despiertan con sus gritos, jajajajaja. Tio Marcelo y Familia

    ResponderEliminar
  4. Hola, hoy es domingo por la mañana y mientras mami duerme me vine al quincho,a leer tus comentarios mas tranqui.Esta experiencia sin dudas inolvidable que estan viviendo,ahora a la distancia me emociona. Pocas oportunidades me di en la vida de hacer lo que me de la gana ya sea por los compromisos que asumi de joven o por educacion. Pero lo que rescato es que hay que crear las situaciones para que uno vuelva a sentirse pleno y rompiendo la rutina y tomar distancia, seguro que uno se saca la mochila que a veces tanto nos pesa. Y como padre ver a su hijo pleno es un motivo de felicidad. Te quiero mucho. papa

    ResponderEliminar