miércoles, 15 de febrero de 2012

Dueño de mis palabras

Como siempre, las decisiones del próximo destino las tomamos en la parada del bondi. No es adrede. Creo que se activa un dispositivo de claridad que nos permite identificar mejor cuál es el rumbo a seguir. De este modo, mientras nos preparábamos para un viaje hasta Playa Jacó, preferimos quedarnos a mitad de camino, en Manuel Antonio, donde se encuentra el parque nacional homónimo.
A pesar de costarnos un ojo de la cara, el paseo valió la pena, porque estuvimos en playitas escondidas, transitamos senderos que abrían la selva a cada lado mientras mirábamos como los monos de cara blanca jugaban en los árboles. Hasta nos resultó gracioso que un mapache nos choreara un mango que habíamos llevado para comer. Terminado el paseo, que nos llevó todo un día, partimos.

Playa Jacó
Cuando me bajé del colectivo que nos dejó sobre la ruta, a la entrada de Playa Jacó, estaba convencido que escribiría un post puteando contra todo Costa Rica. Con este país sucede lo siguiente: como están acostumbrados al turismo yanqui, se piensan que todos lo que cargamos mochilas al hombro somos gringos. Un país pensado para el turista, no para el viajero. Entonces se aprovechan y quieren cobrarte de más, en todos los rubros, sobre todo transporte. Todo esto genera una situación de mierda, donde yo me peleo porque no les quiero pagar y Vero se enoja conmigo porque yo me enojo.
Como decía, al bajar del bondi quería escribir de manera de sacar tanta calentura que tenía dentro mío. Pero a partir de ahí se sucedieron una serie de fenómenos que me hicieron echar para atrás, a saber:
-Un lugareño me pagó de su bolsillo un agua mineral al verme entrar al quiosco hecho una piltrafa.
-Me acordé de Iván, quien estuvo con nosotros el finde pasado y nos compartió su comida.
-Una familia nos regaló gallo pinto (arroz con frijoles) porque les había sobrado, salvando así nuestra cena.
-Hoy, en el camping, una pareja nos regaló una sartén, un tomate y nos convidó banana frita y como  cincolitros de agua potable.
Estas y otras cosas me hicieron reflexionar y me obligaron a agudizar la mirada sobre de quiénes recibimos hostilidad y de quiénes hospitalidad. Por suerte, ahora, no debo sentirme mal por haber escrito una caterva de insultos al aire, insultos de los cuales difícilmente uno pueda desdecirse.

3 comentarios:

  1. querido hijo....me imagino tu bronca,y me duele.Pero asi funciona el mundo,hay mas cosas lindas que malas,pero a veces las malas nos tapan las lindas.Me gusta que sepas reconocer el valor de las cosas,siempre lo hiciste....no es novedad.Eso habla de valores,de don de gente,de SER HUMANO.
    valoro mucho la compañia de Veronica,que sabra poner paños frios ante tus broncas....
    Espero que sigan desandando caminos.
    Los quiero mucho.
    Mama

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  2. Hola chicos: ya que en mi compu no puedo escribirles y vine a conectar la compu de mamà aprovecho.
    Que calentòn resultò mi cuñadito...no te enojes por pavadas y disfrutá del hermoso paseo y paisaje que tienen al rededor.
    Divinas las fotos.
    Son unos lugares paradisiacos.
    Los queremos

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  3. Primo! que bueno que fue encontrar su blog y poder disfrutar de lo que escribís y mostrás.

    Al parecer no es facil la experiencia que están viviendo, pero es seguro que junto con las dificultades vienen también las satisfacciones, y a fin de cuentas, todo esto es parte del Viaje. No sé que escribo yo, si seguro uds. que lo están viviendo lo saben mejor que cualquiera.

    No tengo mucho que decir, solo quería contarles que disfrute un ratito leyendo sus andanzas.

    Les mando un abrazo apretado a los dos desde Santiago. Cuidense mucho y sigan disfrutando ;)

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