martes, 3 de enero de 2012

Cuando nace el sol

A diferencia de anteriores festejos por año nuevo, esta vuelta decidimos sumarnos a un fogón que harían unos colegas en la playa. Pero como Necochea era sede del Dakar, la gendarmería se ocupó de bloquear algunos caminos marginales y no pudimos llegar con los nuestros. No fue un problema: encontramos otros fuegos. Primero caímos en uno organizado por pibes en recuperación de drogas y alcohol, y chicos y chicas que alguna vez habían estado presos y que encontraron esa manera (la del fogón) para celebrar el comienzo de un nuevo año.
Como nuestra manera de festejar difería bastante de la de estos amigos, nos mudamos al fogón de al lado, donde algunas chicas improvisaban malabares y donde sonaba, tímidamente, la percusión.
Allí nos quedamos, charlando, riendo, tomando fernet. Era lindo ver como algunos se apartaban del grupo para caminar por la orilla o para besarse un poco más allá. Era lindo (¿lindo es la palabra?) ver como el fuego crepitaba en el centro de la escena y todo giraba alrededor suyo.
En una de las veces que fui a mear, médano arriba, cerca del acantilado, pude contemplar la escena de ese fuego y esos pibes alrededor. Es raro, porque es un momento que se presenta como eterno.
Lucho, amigo y hermano, me regaló una de las imágenes más lindas cuando se metió en el mar que más que mar de la costa atlántica parecía del caribe: violáceo, suave, perfecto. Y él abría sus manos y parecía que rugía. Era el hombre en armonía con la naturaleza.
La noche se terminó, naturalmente, cuando apareció el sol. A diferencia de lo que algunos pueden suponer, el sol no sale: nace. Primero acomoda su cabeza en el mar. Digamos que se asoma. Y después puja, suave, desde abajo y comienza a mostrarse como es: ancho, todopoderoso, también perfecto.
Fotografía de Hernan Ramos
Con Vero nos sentamos y lo miramos. Ella se sentó entre mis piernas mientras yo la envolvía con mis brazos y con todo mi cuerpo. Cuando el sol ya flotaba sobre el mar, nos derrumbamos en la arena y, abrazados, nos dormimos un ratito. El año había comenzado. Y nada ni nadie podía detener eso.

1 comentario:

  1. Emocionarse con un relato.....es poco,practicamente estaba alli.
    Que buena descripcion de la VIDA y del Amor.
    Buen Año!!!!!!!!
    Sofia

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