lunes, 9 de julio de 2012

La ceremonia

Comprendí que la cosa venía seria cuando el chamán nos hizo desfilar para purificarnos. Luego de agradecer a los puntos cardinales, al cielo y a la tierra con los puños en alto por la posibilidad de realizar el Temazcal, ofrendamos hojas de tabaco al fuego, nos arrodillamos ante el vientre de la tierra (eso representa la pequeña carpa donde llevaremos adelante la ceremonia) y pedimos permiso para entrar.
El Temazcal, como decía, representa el vientre de la tierra. En general es una arquitectura semicircular de palos de madera que se recubre con frazadas y mantas que concentran el calor. Ya en el interior hay un pequeño pozo en el medio, donde se irán metiendo las piedras volcánicas que anteriormente se estuvieron calentando durante horas. Las personas, es decir nosotros, nos ubicamos alrededor de las piedras. La primer parte de la ceremonia consiste en decir “ajó” (bienvenidos en lengua lacandona) cada vez que se ingresan las piedras, que representan a las abuelas de la vida que vienen a darnos su sabiduría.
Cuando ya estamos todos sentados y ubicados se cierra la puerta que nos conectaba con el exterior y empieza el viaje. La oscuridad es total. De pronto… “plashhhh”, el agua cae sobre las piedras y el calor es insoportable, se te mete en las fosas nasales y apenas se puede respirar. El chamán empieza a cantar un mantra golpeando un tambor y algunos de nosotros sacudimos maracas o pezuñas.
Me pregunto si estoy preparado para soportar esta ceremonia. Soy un ser racional, relativamente ajeno al mundo espiritual y nunca había estado en una situación similar. Por momentos necesito darle la mano a Vero, porque también tengo miedo por ella. Siento como el agua brota de mi piel y me regocijo al descubrir que el piso de tierra es fresco. Paso la mano por ella y me acaricio los brazos, las piernas y el pecho. Repito el procedimiento con Vero. El agua sigue cayendo sobre las piedras y el calor quema. Algunos se quejan, otros cantan.

Primera puerta
Luego de veinte minutos el chamán abre la puerta y entra un poco de aire fresco. El viento representa a nuestros abuelos. Este es un buen momento para echarse en la tierra, algunos los hacen boca arriba, pero yo prefiero boca abajo. Como el calor sube, cerca del piso uno se encuentra más a gusto.
Para poder llevar adelante el Temazcal con éxito se requiere mucha concentración y ejercicio espiritual. Uno debe mirarse a sí mismo y pensarse continuamente. Es tan violento el calor que apenas podés concentrarte en el otro.
Ahora nos sentamos porque van a entrar más piedras, una demostración de respeto hacia nuestras abuelas. Se vuelve a cerrar la puerta y quedamos nuevamente a oscuras. El chamán cede la palabra y pide que cada uno de nosotros agradezca o pida algo a la madre tierra. Escucho con atención a mis hermanos hasta que llega mi turno: “Permiso para hablar”, digo, debo decirlo, y el chamán responde “ajó”. Entonces con una voz entrecortada, haciendo un esfuerzo sobrehumano, intento sacar algunas palabras coherentes de mi boca. Agradezco a todos por permitirme acompañarlos en este ritual y pido a la madre tierra para que nos oriente en la búsqueda de la verdad, búsqueda que jamás es individual sino colectiva, y que nos de fuerzas para que cada uno forje su propio destino, un destino auténtico, alejado de recetas estúpidas para ser felices. Hablar me ha costado mucho. La respiración era muy lenta y no estoy seguro si acaso estaba llorando mientras echaba mi rezo.

Segunda puerta
Como la vez anterior, se abre la puerta y nos echamos todos a la tierra. El calor asciende a niveles insospechados y ya casi no interactuamos los unos con los otros, salvo que el chamán así lo requiera. Maurito, nuestro amigo argentino que junto a su novia Lila también hizo la ceremonia, le dice al chamán que se le está bajando la presión y que no puede respirar. El chamán le explica que es normal, que es parte del desafío interno, de la batalla que él está librando con sus propios miedos y prejuicios; que respire suave, lento y que comprenda que donde estamos no falta el oxígeno, sino lo que sucede es que no estamos acostumbrados, que estamos en el vientre de la tierra, y que nada malo puede pasar. Pero Maurito pide salir y así lo hace, aunque sólo unos pocos minutos, porque luego pide volver a entrar para continuar.
Algo similar me sucedió cuando pedí un poco de agua. El chamán me explicó la importancia de comprender que lo que estábamos haciendo era una ofrenda, que era importante aguantar ya que luego cuando tomara agua le iba a sentir el verdadero sabor. Comprendí que entonces se había desatado una lucha interna, que se manifestaba en las ganas de tomar agua, pero que en realidad significaba muchas otras cosas.
-¿Te parece que estás bien? –me inquirió, paternalmente.
-Estoy bien –respondí, ahora reconfortado por sus palabras, que aunque no las desconocía necesitaba escucharlas en ese momento de debilidad.

El final
En total fueron cinco puertas que se abrieron. En cada una de ellas trabajamos pidiendo cosas diferentes como las relaciones personales, la intimidad, la naturaleza. No recuerdo todos los rezos ni su orden porque mi capacidad de relación con el exterior fue deficiente y está bien que así sea. Un Temazcal es una invitación a conocerse internamente, afrontando una situación límite, y donde sólo es posible llegar al final si existe en tu espíritu capacidad de preguntarte, ordenarte y concentrarte.
Estimo que toda la ceremonia tuvo una duración de casi tres horas. Cuando se abre la última puerta, salís arrodillado del vientre, pedís permiso para resucitar y te abrazás con tus hermanos. El abrazo es algo así como el símbolo del amor y la vida. Necesitás darlo, con el otro pegado a tu cuerpo, pecho con pecho, sintiendo los latidos.
Y luego, a disfrutar el sabor de la vida, comiendo frutas y tomando mate. Sintiendo la suavidad de una mandarina y la tibieza del agua que pasa por la garganta. También la frescura del agua que cae sobre nuestras cabezas y nos limpia del barro pegado a nuestra piel. Estamos renovados, hemos renacido, y ese es un ejercicio que debemos continuar para que todo tenga más sentido.

4 comentarios:

  1. Nacho y Vero: sigan conociendo y conociendose a traves de estas experiencias nuevas!!!

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  2. Que fuerte!!!!
    Espero que ese momento tan profundo los prepare para disfrutar de la cuenta regresiva de este viaje tan fantastico que estan concretando.Y nosotros desde nuestro lugar los esperamos con los brazos abiertos para tambien darnos ese abrazo grande y profundo de los que se aman.
    Buen camino!!!
    Sofia

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  3. Emocionante el relato, ojala hayan podido remover su interior y sacar provecho de la experiencia. No se si me hubiera animado a participar de algo asi.
    Ahora el momento del abrazo me da mas calor todavia! besos
    Euge

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  4. holisssssssssss, guauuuuuu, impactante, unico, pero uno realmente descubre y empieza a saber y valorar lo poco y simple que uno tiene, las cosas que a veces uno ignora y no percibe, felicitaciones por jugarse a descubrirse. Un fuerte abrazo. Tio Marcelo

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