jueves, 26 de abril de 2012

Santiago

Santiago es la segunda ciudad más importante de Cuba y se encuentra en el extremo oriental de la isla, a casi 900 kilómetros de La Habana. Luego de quedarnos sin pasajes para el tren y de que el colectivo quiera cobrarnos una fortuna, decidimos venirnos a dedo (aquí llamado “botella”). Viajar de esta forma, nos habían dicho, no era sencillo. La explicación es que el transporte es muy caro, de modo que es raro que alguien se lance a la ruta con espacio en su vehículo. Así todo nos largamos, testarudos, al camino. Y tuvimos éxito: nos subió un bondi que nos trajo por poquísima plata, directamente hasta Santiago, en un viaje que duró 12 horas.
Conseguir hospedaje, algo que parecía complicado (una ciudad grande desconocida, a las 22 horas) fue resuelto rápidamente gracias a un taxista amigo que nos llevó a lo de su tía. Allí, al otro día por la mañana, tuve el primer impacto cuando abrí la ventana de nuestra habitación, un tercer piso al que se llega por una escalerita interminable. A lo lejos, y luego de la bahía portuaria, estaba la Sierra Maestra,  omnipresente, hermosa, salvaje. Tuve que parpadear unas cuantas veces y contener una emoción profunda que venía desde bien adentro. Allí, en esa Sierra, fue donde se gestó la Revolución, donde el Che, Fidel, Camilo y unos pocos más sobrevivientes del Granma se adentraron para forjar la lucha más noble que conozca cualquier pueblo latinoamericano. Esta era la bienvenida de Santiago.

La ciudad
Sin perder mucho tiempo, pero luego de un suculento desayuno servido por Jaqueline, nuestra anfitriona, nos fuimos a caminar la ciudad, acompañados por un guía lugareño que por unos pesos nos hizo conocer los sitios más importantes del casco histórico. Entre las cosas que vimos, puedo destacar: el balcón de Velásquez, que es la construcción más vieja de Cuba y que tiene vista hacia al puerto, el Museo de la Clandestinidad (que detalla los poco más de dos años de la lucha revolucionaria), fábricas de tabaco y ron, la escuela adónde fue Fidel y la casa en donde vivió un breve tiempo, junto a su maestra.
En medio de la ciudad se encuentra el Parque Céspedes, al cual concurrimos asiduamente en busca de sombra y de un espacio tranquilo para matear. Fue allí donde escuchamos buena música que un improvisado amigo nos cantó con su tres, un instrumento cubano parecido a una guitarra que usan para tocar el son.
También visitamos el cementerio, un lugar hermoso adonde nadie quiere estar. Fuimos en bici taxi, y el motivo era ver el mausoleo de José Martí; con la suerte que llegamos a tiempo para ver el cambio de guardia, que la hacen cada media hora. Además, este cementerio es emblemático porque se encuentran varios personajes importantes en la historia cubana, como Compay Segundo, trovador de Buena Vista Social Club.
En la otra punta de la ciudad se encuentra el Cuartel Moncada, hoy mitad museo y mitad escuela. En 1953, cuando Fidel Castro Ruz no era Fidel y si un líder estudiantil, atacó a tiros este cuartel junto a un grupo de compañeros. Este intento de derrocar la dictadura de Batista fue, en lo militar, un fracaso rotundo: los que no cayeron en combate fueron hechos prisioneros, entre ellos, claro, Fidel, a quien condenaron a quince años de cárcel y cuya defensa quedó plasmada para la posteridad en el emblemático  libro “La Historia me absolverá”. Como decía, el fracaso se dio en el plano militar, porque en el político, ese hecho sacó a la luz el descontento social con la dictadura y colocó a Fidel como el principal opositor al régimen. Por estos episodios que ahora relato, pero por otras cosas más, es que Fidel es el personaje indiscutible de Santiago. Y si en Santa Clara se definen guevaristas, aquí se definen fidelistas.

Se armó la conga
Parece, de esto nos dimos cuenta al segundo día, que estamos alojados en un barrio tradicional, donde se lleva a cabo la Fiesta de Tivolí. Son cuatro días de joda, música, comidas tradicionales, exposiciones de cooperativas, juegos para niños, bandas, desfiles. Naturalmente, nos prendimos en la caravana al ritmo de los tambores y de bailes típicos pero, no es fácil mover la cadera al lado de estos cubanos que te dejan pintado.
La curiosidad de la jornada se vio en el desfile cuando comenzaron  a caminar por la pasarela chicos y chicas con bufandas, gorritos de lana, botas, sobretodos. La locutora presentaba la última colección de moda en Europa y yo pensaba esto es una joda, ¡acá hace 30 grados todo el año!, es la ciudad más caliente de la isla. Pero bueno, tanto la moda como la música comercial parecen mareas estupidizantes que ni el socialismo puede detener. Porque esto también tengo que decirlo: se escucha más a Enrique Iglesias que a Omara Portuondo, y me refiero a lo que pasan los bondis, restaurantes, tiendas en general.
La otra particularidad fue que en el transcurso del día cinco rastas me pararon en la calle “para charlar”. Los rastas  son devotos de la religión rastafari, oriunda de Jamaica; llevan los pelos como Nahuel Muti en Verano del ´98 (perdón por la anacrónica referencia) y tienen una constante necesidad de contarte sus valores y creencias. Son buena gente, hay que decirlo, pero un poco pesados. Bien entrada la noche, mientras con Vero intentábamos darle una explicación a esta seguidilla de encuentros, esbozamos la siguiente hipótesis. Todos comenzaban la conversación (que más que tal era un monólogo donde me tenía que fumar su idiosincrasia y la importancia de ellos en la tierra) con una pregunta: “Ey! ¿Sos rasta?”. Me parecía raro que me preguntasen eso pero luego entendí que soy el único que llevo pelos distintos al resto; no es que lo tenga largo, pero sí con rulos y despeinado, contrariamente a los cubanos, que lo usan rapado o bien cortito. De modo que esta característica me hacía anzuelo para estos muchachos con ansias de compartir un momento “religioso”.

Las consecuencias
Salir de joda, comer en los puestos callejeros  y tomar más cerveza que lo habitual trajo sus consecuencias: ambos (Vero y yo) contrajimos una gastroenteritis, por algo que nos cayó mal, posiblemente el cerdo mal cocido, o unos jugos típicos que no sabían muy bien. Lo concreto es que pasamos una noche alternándonos en el baño con diarrea y vómitos. Esto nos obligó a quedarnos un día más de lo previsto en Santiago y, luego de una visita al médico que nos costó un ojo de la cara, hacer dieta estricta por 72 horas.
Como mencioné al principio, Santiago se encuentra en la otra punta de la isla, por ende, en la otra punta de La Habana (de donde sale nuestro vuelo de regreso a Tegucigalpa, Honduras), de modo que los próximos días serán un peregrinaje lento por cada provincia, internándonos en ciudades y pueblos que harán hacernos vivir más profundamente el espíritu cubano.

3 comentarios:

  1. Cuanta informacion!!!
    Cuanta energia!!! La verdad que tambien hay una veta artistica en tus relatos....y, de un repollo no venis...ja,ja.
    Que raro vos comiendo cerdo...tenes un iman con los pobres animalitos,no te basto con la triquinosis de la otra vez.Espero que ya esten repuestos para empreder la gira hacia La Havana.
    No se descuiden que los dias pasan rapido.
    Un beso enorme,y deseo que tengan mejores contactos en los dias que vienen.Buen camino.
    Los quiero.
    Sofia

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  2. HOlaaaaaaaaaaaaa,Como andan los fidelistas? me alegro que la esten pasando bien, bah, eso es un decir jajaja. Los muchachos golpeaban? jajaja, noooo, corrian, jajajaja. Bueno, en definitiva tienen mas cosas por contar. La situacion en Santiago, es mejor que en otra sciudades? tambien existe ese abismo con el turismo? si bien te dieferenciaban por la cabellera de leon salvaje despeinado, al decir que eras argentino, te respetaban? por lo del Che? por la actualidad d e hoy? La hospitalidad en general en esa ciudad grande es buena? cordial? Les mandamos un abrazo enorme, ahhhhhh, por las dudas, como dice tu madre, basta de lechonnnnnn, jajajajaja. Tio Marcelo

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  3. No te metas con Quique!! mira que Ari cuando estuvo en China escuchaba su musica por todas partes!! por algo será...
    Los rastas te perseguian quizas porque querian un autografo confundiendote con Julian Weich, porque tu cabellera esta igualita jajajja.
    Besos. Euge

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