jueves, 5 de abril de 2012

La frontera

Son las ocho de la mañana y caminamos rápido hacia un banco. Estamos en Ocotal, un pueblo a pocos kilómetros de la frontera con Honduras. Primer cajero, no permite la operación. Segundo, tampoco. Preocupados, buscamos un tercero: nada. La miro a Vero y le digo: ya está en marcha el decreto que prohíbe extraer dólares en el exterior desde una cuenta de ahorro en pesos. Sabíamos de la noticia, pero desde Argentina, los bancos, decían que no se iba a implementar.
Teníamos algo de plata así que, sin perder tiempo, nos fuimos a la frontera Las Manos. Cuando llegamos a Migraciones de Nicaragua para hacer la salida, un agente nos invita a que pasemos a Migraciones de Honduras a preguntar si podemos pasar porque cree que nos estás pidiendo un papel. Confiado me acerco y pregunto.
El agente, petiso, despeinado, me lanza:
-¿Tienen los carnets con el certificado de fiebre amarilla?
Tiemblo. Yo me di esa vacuna pero no recuerdo haber traído el comprobante; y Vero no siquiera se la dio.
-Si, claro, lo tenemos –respondo y me doy cuenta que si me los pide estoy al horno.
-Enséñemelos. –Listo, estamos al horno.
Al rato me acerco y le explico que nos lo olvidamos, que por favor nos deje pasar, que tenemos un vuelo el domingo para La Habana. Pero el tipo ya está en jodido. Entonces enloquezco. Que yo averigüé todos los requisitos y no figuraba eso; que muéstreme la ley; ah, no está en la ley, entonces la circular donde se exige esa vacuna; ¿que tampoco la tiene?, entonces nombre y apellido porque voy a denunciar ante mi embajada que usted me está negando el permiso de ingreso. No te doy nada. ¿Cómo, escuché bien? ¿El funcionario público me está negando su nombre? Comprendí que estaba perdido, el tipo ya se me reía, hacía chistes con otros agentes. Volvé a tu país, gringo, dijo. ¡Soy de Argentina la puta que te parió! Cuando me doy vuelta, Vero llorando, toda la gente mirando, le lanzo el grito de guerra: ¡Se ponen rigurosos con las leyes y ustedes hijos de puta tumbaron al gobierno popular de Zelaya!

La resolución
Cuando nos subimos al bondi de regreso a Ocotal estoy derrotado. Vero también. ¿Qué hacemos? Creo que va a ser imposible conseguir esa vacuna en un pueblo tan chiquito como el que estamos. Además exigen que tenga una vigencia de diez días. Y hoy es martes y nosotros volamos el sábado. Por otra parte, si no podemos entrar, no podemos seguir el viaje. Listo, pienso, se terminó todo. Me imaginaba en Panamá, surfeando, pasándola bien, pero viendo frustrado el sueño de conocer Cuba, sin plata (porque el encuentro con Perla, mi suegra, además es para que nos traiga plata ya que no podemos sacar), cambiándole el nombre al blog. Ya no era un viaje por Centroamérica, sino por Panamá, Costa Rica y Nicaragua.
En Ocotal dejamos las cosas en el mismo hotel adonde habíamos estado y nos fuimos a un ciber. Primero para avisarle a nuestro anfitrión de Couchsurfing de Tegucigalpa que no llegaríamos y segundo para buscar la ley de ingreso a Honduras.
De ahí a un hospital. Luego de esperar una hora nos dicen que allí no tienen esa vacuna. Nos mandan a un centro de salud, pero tampoco. Y entonces, mientras la doctora nos explica que hace tiempo que allí no la dan y que el único lugar posible es Managua (que está como a seis horas de donde estamos), ocurre algo, difícil de explicar, pero que se percibe: un intersticio en el diálogo que me hace comprender que puedo pedirle a la doctora que me haga unos certificados. Primero se niega, pero después no puede resistirse al pedido angustioso y lastimoso de dos pibes que están a la deriva, sin plata y que están a punto de perder un vuelo a Cuba. Salimos del centro de salud con dos carnets truchos.

Nuevo intento
Esta vuelta amanecemos a las cinco de la mañana y partimos hacia la otra frontera, que se llama El Espino. Con Vero supimos rápidamente que por más que ahora tuviésemos todo en regla sería imposible cruzar por Las Manos, ya que me había encargado de insultar a todos los agentes migratorios presentes, incluido a un policía.
Nos acercamos a la ventanilla. Miro al señor de bigotes poblados y le echo luz.
-Pasaportes.
No dice ni por favor, ni buen día. Este es un jodido, pienso.
-Necesito el comprobante que se dieron la vacuna contra la fiebre amarilla.
-Si, claro –mi mano temblorosa los pone en su mano. El tipo los mira, los mira, los da vueltas, busca algo. Recuerdo que minutos antes Vero me había dicho que los carnets no tenían ningún sello. Cagamos, pienso, el hijo de puta nos cagó de vuelta.
-¿Cuándo se los hicieron?
-Hace como quince días, creo que ahí abajo está la fecha.
El tipo sospecha de algo. Yo transpiro y Vero contiene sus nervios en los lagrimales. Entonces agarra los papeles de ingreso y empieza a llenarlos. Estamos adentro Vero, lo logramos, quiero gritar pero el poli todavía está ahí, llenando cosas y demorándose más de la cuenta.
A los minutos nos entregó los pasaportes. Pasamos. Luego dedo hasta Choluteca y de ahí bondi a Tegucigalpa. Con Vero nos abrazamos y nos besamos. Habíamos pasado la prueba más difícil que hasta el momento nos había presentado el viaje.

Tema aparte
Mención aparte merecen los esfuerzos de mi vieja, mi hermana y Perla que han removido cielo y tierra en Argentina por intentar ayudarnos. Desde acá, entonces, les mandamos un gran abrazo y un gracias eterno por hacernos sentir siempre el calor de la familia.

3 comentarios:

  1. Como no mover cielo y tierra,si esta el sueño de mi hijo de por medio???
    Me alegre mucho al saber que ya estaban en tierra hondureña,porque cuando vi el mensaje de Vero,me asuste mucho....La verdad,tuve 1 millon de ideas,y tambien muchos amigos que acudieron a mi inquietud.
    Ahora a disfrutar y sacarle jugo a este viaje!!!!
    Besos
    Sofia

    ResponderEliminar
  2. Holissssssssss, como andan? Si a esta novela le faltaba algo, hoy se lo pusieron. Hasta ahora teniamos: amor, dulzura, criticas, adrenalina, pasion, amistades, naturaleza y que faltaba? el suspenso. Guauuu, que momento, jajjaja. Y a diferencia de una novela, esto es la realidad. Pero todo esto solo ilumina, alumbra aun mas esta historia de los dos protagonistas: Vero e Igna. Vamos a hacer la pelicula acompañada de un libro que narre todo. Creo que esto le da mas brillo, mas sabor a este maravilloso viaje. Y creo que ademas surgio algo mas: nunca te des por vencido, no bajes los brazos, segui luchando, siempre hay una solucion para todo. Y ahora a seguir descubriendo cosas. Los queremos, Tio Marcelo

    ResponderEliminar
  3. Que nervios nos hicieron pasar!! Vero la cara delata todo lo que lloraste, pero objetivo cumplido.
    La experiencia parece el juego de la oca, aunque en vez de retroceder un casillero (aunque estuvieron cerquita), perdieron un turno, pero avanzaron de casillero.
    Buen viaje! Euge

    ResponderEliminar