martes, 1 de julio de 2014

La feria

Antú, los ojos saltones, la ropa sucia, los pelos que le salen por debajo del gorro marrón, me dice que esto no es nada, que lo peor es la helada negra. Me explica cómo se provoca pero no lo entiendo, ni me importa, porque hace tres grados bajo cero y creo que no puede haber más frío que este. La feria se monta igual, desde temprano: más de trescientos puestos esperando que hoy se mueva, que venga gente, que compren. Y gente hay, pero no tanto como para que a todos nos vaya muy bien. Cierto es que aún no empezaron las vacaciones de invierno, ni en Europa las de verano.
Lo que a otros les lleva una hora o más, nosotros lo solucionamos en diez minutos, y me refiero a armar el puesto, que consiste en una mesa playera de madera plegable, unos tacos para elevarla, otra madera que nos brinda mayor superficie, la manta, los cuadernos artesanales, las postales y, arriba, una soga finita sostenida por postes de aluminio para carpa donde colgamos los origamis (grullas y estrellas de papel).
Hecho el puesto, sólo resta esperar. ¿Pero qué hace un feriante en el tiempo que transcurre entre cliente y cliente? Ese es un terreno donde cada quien tiene su receta. En lo que a mí respecta, prefiero tejer, intercambiar frases ocasionales con los puesteros vecinos, tomar mate. A mis costados, no son pocos los que prefieren el porro y la cerveza como las mejores compañías. Estrategias de venta hay miles, sospecho, y nosotros las vamos descubriendo a medida que nos ponemos cancheros. Hablar mucho invade, hablar poco resulta descortés, no levantar la vista genera desinterés, en fin, todas asociaciones que cobran sentido y lo pierden en el mismo momento que se ponen en juego, lo que deja de manifiesto que cada persona es un mundo en sí mismo y el éxito, entonces, radicaría en descubrir qué fórmula funcionaría mejor según el caso. Me entretengo pensando que esto es posible.
La feria es un universo donde se encuentra de todo pero, además, es el lugar donde cientos de personas recurren a hacerse un mango, en una ciudad que no genera más actividad de consumo que la limitada a la comida y cuestiones básicas. Los primeros días me preguntaba cómo hacían aquellos puesteros que compraban una birra luego de una venta. Charlando con Antú me contó que muchos, incluso él, viven en los altos, en tierras tomadas, sin calefacción (la media en invierno es de 0 grados), sin agua potable, sin luz ni gas.
El calor proviene de la leña que ellos mismos se propinan y las velas reemplazan los faroles, casi siempre, sobre todo cuando la garrafa ya no tiene más gas y eso sucede a menudo.
Es raro por qué los hippies eligieron un sitio tan hostil para vivir. Nadie de los muchos a los que pregunté pudo responderme esa pregunta con convicción. Improvisaron argumentos como la belleza natural, el alejamiento de la gran ciudad, pero nada extraordinario con respecto a otros pueblos que brindan las mismas condiciones en un clima que no te demanda tantos esfuerzos para llevarla bien.

A pesar de todo, martes, jueves y sábados la plaza se engalana, se llena de gente, de olores, de buscas, de oportunidades. En ese paño jugamos nuestras fichas, que son tímidas pero se la bancan, tan originales y fuera de lugar que a veces la gente tiene que mirar dos veces para creerlo. Trescientos puestos del color de la madera, la lana, el recuerdo, los cinturones, los alfajores, la cerveza artesanal. Trescientos puestos marrones, negros, grises, bordó, ocres  y uno, sólo uno, celeste, amarillo, naranja, con lunares, con grullas que cuelgan, con fotos de Charly y estampados de los Beatles. Allí atrás nos encontramos, bienvenidos, levanten sin compromiso.

5 comentarios:

  1. ¡¡¡¡Qué hermoso el puestito,tiene mucho color,los quiero imaginar y casi no puedo,para algunos unos LOCOS,para otros unos valientes,y envidia no ANIMARSE a seguirlos.

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  2. no me van a creer, pero yo tengo el de abajo a la derecha, el oscuro jeje, andaba de vacaciones por el bolson y lo compre, soy de necochea!! saludos

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  3. Ja ja ja si estuviera tu cuñado te compraría el de la motitos. Que linda descripción Nacho!!!! a pesar del frío me dan ganas de darme una vueltita. Cariños Romina

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  4. Que lindo ver el retazo de tela que les regale con forma de librito y no de almohadon!!! jajaj. Queremos saber como les va con las ventas!! Vero podes hacer moviles con grullas chiquitas para niños... besotes, Euge

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  5. Como no iba a haber color si el alma de Vero esta allí!!!! Es bellísimo saberlos felices.
    Los quiero .
    Sofia

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