miércoles, 7 de mayo de 2014

La llanura

La llanura debe ser el paisaje natural más ninguneado por los gerentes de turismo y por quiénes nos dicen, en las revistas, en la tele, qué lugares son atractivos y cuáles no. Se hace turismo sobre la montaña, el mar, la selva, las sierras, incluso el desierto. ¿Pero la llanura? Es cierto, cada vez se expande más el turismo rural; pero no quiero hablar sobre turismo, sino sobre la llanura: su magia, sus secretos, su belleza. Es curioso, porque nací y me crié en la llanura. ¿Nací y me crié en la llanura? A decir verdad, lo que curtí de pequeño fue la playa. El campo era eso que empezaba cuando se terminaba la ciudad y lo que recorríamos, durante horas y cada algunos meses, hasta llegar a la casa de tíos, primos y abuelos. Estar en el llano, claramente, no guarda relación directa con vivir la llanura. De hecho, cuando me enamoré de Vero y comencé mi periplo por pueblos bonaerenses, creí haber llegado a la llanura, al campo. Pero también estaba confundido: los pueblos en medio del campo no son el campo, son el pueblo.
Creo que la primera vez que pensé en la llanura fue al escuchar algún comentario de viajero extranjero perdido por estas pampas, asombrado por ver tan lejos. Cuando hace mucho tiempo hice un viaje cortito por Chile con mi primo, comprendí que no todas las rutas eran como yo las conocía (Necochea – Buenos Aires; Necochea – Rosario; Necochea – La Plata), interminables caminos que se abrían paso por la pampa ancha, extensa, inabarcable. Que existían otros paisajes, digamos. Porque uno lo sabe, no es idiota; pero una cosa es saberlo, porque vimos fotos, porque lo leímos, y otra cosa es vivirlo, estar ahí mismo.
Años más tarde, y luego de algunos viajes, me reencontré con la llanura. Ya no arriba de un auto yendo pa´l norte en familia, sino caminándola, tocando la viola, de la mano con Vero. Fue un reencuentro: volver a ver mi paisaje desde otra perspectiva, bajo un prisma nuevo.
Ese hecho sucedió, precisamente, en la primera noche que dormíamos en La Bartola, ya iniciado el viaje, y luego de pasar algunos días en la casa de mi suegra en De La Garma. El Faka (amigazo viajero y mucho más) nos había avisado que estaría en lo de su hermana y su cuñado, caseros en un campo cercano al pueblo, que vayamos a cenar. Las coordenadas fueron bien precisas: “después de la segunda curva, campo La Luisa, frente a la casa del peluquero del pueblo. Traigan pan y vino pa´l guiso”.
Después de las habladurías iniciales, esas propias de los reencuentros (hacía unos meses que no nos veíamos), salimos afuera del rancho, creo que a fumar, cuando de pronto, atrás de la cortina de árboles, apareció la luna redonda, amarilla, gigante, saliente y me sentí parte del cosmos. Nos quedamos en silencio, quietos, bajo ese cielo violeta, azul, negro, lleno de estrellas, que ocupaba toda mi visión.

Después de un largo rato volvimos al caserío y Juan, con su mirada tibia y su voz afable me dijo: “la llanura”. Y me sentí bienvenido, pipón, bautizado por el universo. Nuestro viaje había comenzado.
atardeceres mágicos

5 comentarios:

  1. Qué bonito!!!!!!!!!!!!!!... hermoso relato, hermosa nuestra llanura!!!!!!!!!!!!! Qué siga la magia viajeros!!!!!!

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  2. Hola!!!
    Que envidia debe tener Martin Fierro!!!! Que lindos lugares están recorriendo y con tan buena gente....Me gusta la mención de los viajes realizados cuando eras mas chico,es lindo saber que fuimos compañeros de tantos viajes,aunque ahora estas mejor acompañado.
    BESOS PARA LOS DOS
    Sofia

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  3. Esa llanura que como bien dijiste lugar donde nacimos y vivimos. Pero hay algo que esa llanura te da y otros paisajes no.. Esa perspectiva infinita que logra tantas sensaciones diferentes..
    Un abrazo grande para los dos, uno bien apretado! Me encanta leerlos.
    La Chancha

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  4. Claro, qué lindos viajes que hacíamos. Lo mejor era cantar, muy divertido. Y también levantar gente en el camino, eso era mortal, porque de pronto había un señor con bigotes, al rato una maestra, siempre gente distinta. Los malos momentos, que fueron pocos (el accidente en Ramallo y no sé si algún otro) nunca doblegaron el temple, sino al contrario, fueron herramientas que nos permitieron comprender la verdad, la belleza, el amor y la vida que encierran los caminos. Te quiero!

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  5. Hola!! esta semana santa cuando fuimos a merlo, fuimos por rutas distintas y nuevas para nosotros. Antes cantabamos y nos peleabamos por el cassete que poniamos, roxette, eros, chiquititas, mana, sabina, enrique... Ahora hicimos 2000 km escuchando y viendo a VIOLETTA!!!!! Besos, Euge y familia

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