Trelew es una de las cuatro ciudades más importantes de
Chubut, junto a Rawson (su capital), Comodoro Rivadavia y Esquel. Su nombre, en
galés, significa Tierra de Luis, en honor a Lewis Jones, gestor principal para
construir el ferrocarril en la segunda mitad del siglo XIX y que activó
comercialmente la región. Los galeses fueron los principales colonos en esta
parte de la Patagonia y a ellos se debe no sólo la construcción del ferrocarril
sino también otros emprendimientos como la generación de canales que
permitieron el riego, principal problema a solucionar debido a las escazas
lluvias. Muchos pueblos llevan su impronta, en su arquitectura, incluso en sus
costumbres. De este modo, resulta singular que en cada manzana de la ciudad de
Trelew se abra paso un pasaje que une la calle con su paralela. Un pasaje en
donde no circulan vehículos; sólo puede transitarse a pie o en bicicleta.
Playa Unión |
A 16 kilómetros, yendo hacia Rawson, se encuentra Playa Unión que, según voces del
lugar, recién ahora muchos están descubriendo como atractivo turístico. Su
orilla es de canto rodado y el mar tiene olas, a diferencia de las otras playas
patagónicas que habíamos avistado.
Mayte fue nuestra anfitriona de couchsurfing y, además, la
responsable de guiarnos por estos lados. Nosotros veníamos de la mala, de modo
que caer en sus manos fue algo así como justo y necesario. Su casa fue un
refugio ideal para descansar, dormir, reponer lo perdido. Su compañía fue
exacta. Creo que, de algún modo, el Universo se ocupó de ubicarnos ante la mejor
persona posible para salir del pozo y regresar airosos al camino.
Una de las tardes nos acompañó a conocer Gaiman, un pueblo
galés que conserva el túnel ferroviario, que aún puede caminarse de un lado a
otro, aunque no sin temor por esa curva que lo vuelve todo oscuro. Por allí
circula el Río Chubut, de modo que matear a su orilla acompañado de tortas
típicas fue el mejor regalo que podíamos haber recibido. Y lo recibimos de
Mayte, como no podía ser de otra manera.
Maite |
La ruta del pasto dorado
La ruta nacional 25, más conocida como la ruta del valle,
une Trelew con Esquel. A decir verdad, en el último tramo debe empalmarse la
mítica ruta 40. Son 600 kilómetros que decidimos hacer en dos tramos, haciendo
noche en Los Altares, “una estación de servicio con un pueblo atrás”, según me
había indicado May. Y sí, chequeamos en internet y el último censo decía que
allí vivían 123 personas. Llegamos a Los Altares el domingo al mediodía. En el único
mercado pregunté por un sitio lindo donde estacionar y me mandaron a seguir un
camino de tierra que terminó, dónde si no, frente a una inmensa piedra a
orillas del Chubut. Allí pasamos el resto de un día que venía soleado pero
fresco, con viento al principio, aflojando después, helando más tarde y en eso
estábamos cuando decidimos dormir y no hubo bolsita de agua caliente ni té
antes de acostarse que paliara la fresca.
Por la mañana partimos temprano con la firme convicción de
que, pese a la lluvia, teníamos que llegar a Esquel. El cielo estaba cubierto
en pleno por pelotas de algodones plomizas que se hinchaban y deshinchaban
constantemente. A los costados de la ruta, la geografía desafiaba la mejor
paleta de colores: los pastos dorados aparecían salpicando todo y, a la
distancia, mutaban al rojizo, todo en un coqueteo señorial entre la ruta y el
río Chubut, que se encontraban y desencontraban.
Las piedras, altas, firmes, variaban en la gama de los marrones, los grises y los bordó y, hacia el horizonte, más piedras, azul marino, violetas, rosas. Los árboles sorprendían con sus troncos oscuros, a veces negros, y sus copas doradas. La frutilla del postre fue pasando Tecka, a unos 50 kilómetros de Esquel, cuando apareció detrás de una curva una montaña gigante y blanca, toda nevada de la noche anterior.
Con ese impacto visual frente a nosotros recorrimos el
último tramo de la ruta, comprendiendo que habíamos ingresado en tierra
cordillerana, en junio, donde el frío no se soluciona con una bufandita y donde
sorprende escuchar al locutor de la radio decir que la máxima para el día es de
0 grados.
Me alegro que esta etapa haya sido mejor y reparadora de lo vivido en P.Madryn, despues del disgusto del tipo que se les cruzo en el camino. Siempre me acuerdo de alguien que dijo " la vida da revancha ", asi que lo que seguro vendra va a ser mejor. Felicitaciones a La Bartola por portarse mejor y no traerles nuevos inconvenientes.
ResponderEliminarLes envio un fuerte abrazo !!!
Chicos, el relato me conmovio muchisimo pq nosotros anduvimos por ahi, y fue un viaje magico. Que altura tienen los Altares es imponente, los colores del paisaje y ver la nieve!!!! no tiene precio!!!!!!!!!! Me alegro que el camino haya sido placentero y que frio!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Los seguimos.... Euge y flia
ResponderEliminarFeliz de hacer lo que estuvo a mi alcance para que la Patagonia diera revancha al mal rato
ResponderEliminarLos abrazo fuerte y viajo con ustedes desde acá!!!!
Que lugares!!! Y que gente linda los recibió....muchas gracias a todas las personas que hacen mas liviano el andar,desde una mano,una sonrisa, un comentario,todo sirve y nos anima también a los que nos quedamos en la base.Gracias por los relatos mágicos que nos hacen llegar,nos emocionan mucho.
ResponderEliminarBesos.
Sofia