jueves, 17 de abril de 2014

No hay espinas sin rosas

No sabemos si para robarnos protagonismo o qué, pero La Bartola ya se paseó por todos los talleres de De la Garma. No le hizo asco a ninguno. Primero esa coleada trasera izquierda, chirrido incluido, que nos hizo visitar a Yuyo para que nos preste una llave cruz power, debido a que la nuestra era demasiado débil (ya me lo había dicho Miranda, el tercer chapista que visitamos en Neco). Gerardo, mi cuñado, la diagnosticó: son los bolilleros. Dicho y hecho, eran los bolilleros, pero la pistola a compresor de Yuyo no se la bancó (creo que faltaba presión) así que fuimos a la gomería, donde con un fierrazo, Gerardo me aflojó las tuercas para que queden a mi fuerza. Me vieron blandito, parece. Arreglado el asunto, no quedó contenta.
Había ido a lo de ¿Sorel? ¿Sorol? Bueno, no recuerdo, un señor simpaticón que me ajustó el tanque de agua a la mesada y me soldó nuevamente la llave cruz que había arrancado por el problemita anterior cuando, al irme, le doy arranque y nada. Muda. Silencio. Los tipos del taller me miraban y yo no lo podía creer. Bajé con mi mejor cara de boludo y les dije que nunca me había pasado (que era cierto), si no me ayudaban a echarle un vistazo. Entonces teléfono a Carerio, que mandó a Saúl, que vino en su auto, que se echó al piso, pidió martillo y sentenció: son los carbones del burro. ¿Puede ser esto cierto? ¿Acaso Fabián, el mecánico de Neco que tuvo más de dos meses con La Bartola, no me había arrancado un ojo de la cara pero me la había dejado joya? Y ahí nomás me eché al piso para que Saúl me explicara qué hacer si otra vez sopa. De ahí me fui a la carpintería, donde José, hermano de Gerardo, me regaló parte de su tiempo para mejorar muebles que no se la aguantaron. ¿A cuántos talleres visitamos en estos días? Antes de arrancar imaginé que La Bartola podía hacerme rezongar, pero nunca sospeché que sería para tanto. También recordé los libros de viajeros donde todos empiezan sus caminos con problemas y me sentí identificado. Me acordé del Chori y La Chela, me dije que mejor ahora que después, que cerca de la familia que en Guayanas. Y que es algo con lo que de ahora en más convivo, así que mejor me lo tomo con soda, que no hay espina sin rosa.



3 comentarios:

  1. Nacho,gajes del oficio jaja, pero no mas que eso! dale que La Bartola se la banca!
    Que lindo que vuelvas a escribir. Para los que no te disfrutamos personalmente de esta manera nos podemos regocijar con tus lineas. Mis felicitaciones a los dos por este viaje, mucha suerte!

    Chori

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  2. Gracias amigo, espero encontrarnos pronto! Abrazo de ol!

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  3. Ja ja ja el apellido es Roldos...pero bueno... así se conoce gente linda. Romina

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