Pero lo verdaderamente asombroso es que casi no vive gente
en el centro de San José. Y digo más: para toparse con casas hay que irse bien
lejos del casco principal. Nos resultaba extraño, ni bien dimos nuestras
primeras vueltas, los pocos autos que veíamos y el poco tránsito en general que
había en las calles. Pero claro: allí no habita casi nadie, con lo que sólo la
gente se moviliza hasta el centro para ir a trabajar o estudiar.
La repercusión directa de este fenómeno es que no existen
los edificios. Insisto: no existen los edificios en la capital de Costa Rica. Y
mientras escribo esto pienso si acaso existían los edificios en Managua o
Tegucigalpa o San Salvador. Tal vez no y nunca me percaté. Pero acostumbrados a
los rascacielos porteños, caminar por capitales donde sólo hay casas o negocios
horizontales es una rareza.
Así que el ritmo de la ciudad, con excepción de las horas
pico, es paciente, manso, cadencioso.
Una comida típica
reciente
Nuestros anfitriones de Couchsurfing nos llevaron a Rafas,
un barcito donde comer “chifrijo”, una comida típica costarricense que consta
de frijoles, tomate y carne. ¿Una comida típica? Bueno, aquí hay una historia y
data sólo de un par de años, digamos menos de diez. Resulta que un buen día, al
dueño de un bar, se le ocurrió hacer ese preparado para acompañar las cervezas.
Y fue tanto el éxito obtenido que los otros bares y restaurantes comenzaron a
imitarlo, a tal punto que hoy se ha convertido en un deleite que nadie que
visita este país puede irse sin probarlo. Esta historia me fascinó, porque
funcionó, al menos para mi, como una demostración de que estamos vivos, de que
la historia está vigente y que no somos meros reproductores de costumbres.
La Noche de los
Museos
Por esas cuestiones de la suerte justo pegamos La Noche de
los Museos. Nos enteramos el día anterior, cuando habíamos ido a visitar el
Museo de Oro Precolombino y nos habían querido cobrar once dólares per cápita.
Entonces un cartel anunciando el evento. Yo, argento, me acerqué sigilosamente y luego de evacuar algunas dudas nos confirmaron la noticia: al día siguiente podrían visitarse todos los museos de la ciudad gratis. Fue así que decidimos quedarnos un día más en San José para no desaprovechar tamaña oportunidad, además de seguir compartiendo momentos con nuestros anfitriones, Charly, Marco, Rudy y Maciel, cuatro personajes entrañables y bohemios con los que intercambiamos algunas concepciones de música e infinitas charlas sobre la vida de los sapos y la posibilidad cierta o no de que calles paralelas puedan toparse.
Entonces un cartel anunciando el evento. Yo, argento, me acerqué sigilosamente y luego de evacuar algunas dudas nos confirmaron la noticia: al día siguiente podrían visitarse todos los museos de la ciudad gratis. Fue así que decidimos quedarnos un día más en San José para no desaprovechar tamaña oportunidad, además de seguir compartiendo momentos con nuestros anfitriones, Charly, Marco, Rudy y Maciel, cuatro personajes entrañables y bohemios con los que intercambiamos algunas concepciones de música e infinitas charlas sobre la vida de los sapos y la posibilidad cierta o no de que calles paralelas puedan toparse.
Que bueno saber de ustedes, y que alegria da leerles cada paso y saber que lo estan disfrutando al maximo, les deseo lo mejor en lo que falta de el viaje y ese reencuentro con su gente en agosto, bendiciones.
ResponderEliminarEn la primera foto, la tipa de la derecha, esa es la felicidad que necesitamos, que alegria caramba..
marcelo
Fe de erratas: Donde dice Marco, lease Marko...y donde dice Rudy, lease Randy. Jajaja!
ResponderEliminarMe encanto el post y la alusion al bendito chifrijo, del Museo Rafas de cultura popular!
Visitare su blog mas seguido.
Saludos y feliz viaje!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHey que lindo el review, ya lo publiqé en mi Facebook para alardear... Pura Vida!
ResponderEliminarCarlos / Charly