viernes, 24 de octubre de 2014

Cuarta estación para un viaje infinito

Las manos golpean el agua constante y rítmicamente. Los cuerpos con el río hasta la cintura invocan al espíritu del agua para que llueva. Los cánticos se elevan y el espíritu le recuerda a la materia que también es espíritu. Son las once de la mañana del sábado y recién termina la ceremonia sagrada de iniciación del 4° Encuentro Argentino de Permacultura que no comenzó hoy mismo sino mucho antes. Porque todo, acá, comenzó mucho antes.

El sol cae vertical y poderoso sobre las cabezas de quienes recorren los laberintos de los espacios destinados a contener el Encuentro, pertenecientes a la comunidad Nueva Castalia y el camping municipal de San Marcos Sierras. Los visitantes descubren los rincones que albergan las charlas y los talleres que se proponen desmenuzar la permacultura social, tema central para este cuarto cónclave.
"Una de las políticas que se propone el encuentro es generar un pulso interesante en cada lugar donde se haga para ayudar a que el proyecto local donde se desarrolle el encuentro se beneficie, desde construcciones, armado de huertas, manejo de aguas, un montón de cosas. Y al mismo tiempo, abrir el espacio para que la comunidad local se beneficie toda", explica Tierra Martínez, los ojos celestes que se abren como un cielo inmenso, como si acaso intentara reflejar el horizonte infinito al que aspira la permacultura, una ciencia que nació hace más de cuatro décadas en Australia, ante la preocupación por la debacle ecológica producida conjuntamente por los dos paradigmas político económicos que en ese entonces gobernaban el mundo:  el capitalismo y el comunismo.
Actualmente, en un mundo globalizado y de desarrollo capitalista, la permacultura se propone diseñar y ejecutar modos de vida sustentables, respetuosos de la naturaleza y en armonía con los demás seres vivos, sean animales, plantas o personas. Pero la permacultura tampoco pretende definirse con categorías estancas porque precisamente aboga por la integración y el cambio, siendo sensible a las vibraciones de la naturaleza y los avances evolutivos que el sujeto produce para su bienestar, término entendido en su acepción más amplia: bienestar material, espiritual, emocional, cultural, forjando un individuo capaz de encontrarse con su esencia, de modo de contribuir plenamente en el progreso colectivo.



Tierra (¿había acaso un nombre, un apodo más apropiado?) es el referente del Instituto itinerante NA´LU´UM que está a cargo de la organización del Encuentro que, en esta cuarta edición, se propone trabajar sobre lo social, como las relaciones entre personas, los sistemas de gobernanza, la sociocracia, los sistema de concejo, los círculos de restauración (alternativa a la Justicia ordinaria), fórums para expresar sentimientos.
"Lo que nosotros vimos en este tiempo de trabajo es que todo lo que tiene que ver con sistemas o herramientas o técnicas para la producción de abundancia, o sea, bosques de alimentos, manejo de agua, construcciones altamente eficientes, tecnologías apropiadas y alternativas, restauración de suelo, todo eso funciona en cualquier lugar del mundo. Lo que hay que trabajar más es la parte social. Entonces por ejemplo la visión que tenemos nosotros desde el Instituto es la creación de un movimiento social para Latinoamérica a partir de la permacultura que contribuya a los pueblos a ir más allá de la sustentabilidad y que articule con todos los actores que así lo sientan", explica Tierra y las palabras fluyen de su boca custodiadas por un pensamiento agudo que refleja el espíritu que lo gobierna: ser protagonista de su tiempo.

-¿En qué aspecto de la permacultura creés que se debe poner más enfasis?
-Lo que hay que apuntar es a los niños. Parte del trabajo que se está haciendo es el intercambio de conocimiento, establecimiento de una red, de un mapeo general para ver quiénes somos lo que estamos en esto, para el próximo año llevarlo a Colombia al Encuentro Latioamericano y después al Reino Unido donde se hará el Encuentro Internacional y pedir que Argentina sea sede del Encuentro Internacional de Permacultura 2019. Y el lema sería los niños y la nueva educación. Es decir, una nueva educación basada en la permacultura, porque sería la oportunidad de ir un paso más allá para no sólo trabajar con esta generación sino visualizar un trabajo en multiniveles de tiempo para las futuras generaciones.

-¿Qué cuestiones específicas tiene este cuarto Encuentro en relación a los niños?
-Cosas que vimos el año pasado, que fue importante visualizar la oportunidad de que le preparamos un espacio especial y a la conclusión que llegamos fue que los niños no querían ese espacio para niños, querían el espacio donde todos estábamos. Entonces el proceso de aprendizaje del niño es estar donde realmente él tiene ganas de estar. Y en relación a eso tenemos una propuesta de cómo nosotros desde la permacultura diseñaríamos espacios educativos que están basados en conceptos como la educación viva donde el niño tiene un montón de espacios y opta por el que quiere en el momento y hay un maestro que está detrás del salón solamente para cuidar que el cuerpo físico del niño no se lastime. Una educación hacia la libertad. Eso requiere hacer un diseño que se nutra de diversas corrientes de educación alternativa. Lo otro es la generación de una comunidad educativa donde todos, niños, maestros, padres están integrados en un proceso de aprendizaje. Nadie está enseñando, todos están aprendiendo.

-¿Qué balance haces sobre el estado de la permacultura en Argentina?
-Hoy terminamos un curso, el número veinte del año. Hace 10 diez años dábamos un solo curso con una institución sombrilla que ponía un recurso interesante para financiar a que toda la gente vaya gratis. Hoy la gente invierte un recurso en esto porque está interesada y ya no es mover una piedra gigantesca, sino una bola, grande, pesada, pero ya es una bola. Hay oportunidades para todos porque la gente empieza a ver que otra manera de vida es posible y que puede dedicar su vida a esto. Y eso significa que todos los nichos, digamos de mercado, están disponibles, están vacantes. Hay nichos para producir semillas, para producir hortalizas, tecnología, construcciones. Todo está disponible. Esto lo que rescata es las habilidades y el gusto de cada una de las personas para que se potencie y en ese marco nos potenciamos todos.

-¿Cómo se trabaja la tensión entre la civilización tal como la conocemos y la propuesta de la permacultura de las ecovillas o ecoaldeas?
-El suelo hay que restaurarlo, nuestro alimento lo tenemos que producir. Este es un proyecto individual, familiar, comunitario y generacional. Son varias las generaciones que vamos a tener que ir trabajando para realmente hacer visible este cambio para que lo viejo se desintegre en lo nuevo. Pero todo eso hay que crearlo.
Es que la permacultura vino para quedarse y tiene la ventaja (aunque eso no excluye los desafíos que de hecho se intentará descifrar en estos días de trabajo) de no enroscarse con la coyuntura política porque, principalmente, maneja otros tiempos, digamos los del Universo. Porque pretende la transformación social de lo micro a lo macro, de lo simple a lo complejo, de afuera hacia adentro, siempre con la certeza de que no es posible una verdadera transformación del mundo si antes los actores que ejecutarán ese cambio no se encuentran así mismos.
En este sentido, Marcos Ninguém, chamán y permacultor brasilero y a cargo de la conferencia sobre ecopaisajismo, sostiene que "nosotros tenemos la comprensión de que la permacultura es una ciencia interdisciplinaria que reúne a muchas disciplinas, muchos conocimientos: arquitectura, ingeniería, paisajismo, biología, en fin, muchos centros de conocimiento para el planeamiento de un ambiente humano sustentable. Puede ser micro o macro ambiente, así como una casa o un barrio o una ecoaldea. Nosotros ahorita estamos ante este reto de ampliar la escala de actuación de la permacultura. Es una ciencia de planeamiento, pero también una ciencia que genera una cultura nueva, original. Pero también es un recuerdo, y eso es muy bonito, porque de alguna manera estamos haciendo honor a nuestro pasado y al mismo tiempo haciendo una posta, un rezo para las futuras generaciones. Nosotros tenemos una visión espiritual de la permacultura, y también social, cultural, así también tenemos esta visión científica así que seguimos los pétalos de la flor de la permacultura. Creemos que es la única opción que tenemos hoy y lo vivimos así con mucha tranquilidad. Marx decía “socialismo o barbarie”, nosotros decimos “permacultura o barbarie”. La humanidad camina hacia una gran hecatombe, hacia un caos global y la permacultura surge como una gran esperanza para la gente; una posibilidad que tienen las personas para cambiar en poco tiempo con pocos recursos, con mucho corazón, mucha buena intención y eso es fundamental porque para que algo cambie tiene que ser sustentable pero también tiene que ser divertido. Y ahí hay espacio para todo: porque es una metodología que genera espacios".


Las charlas de Marcos comienzan con una práctica ancestral llamada rapé, proveniente de Brasil, que consiste en aspirar una mezcla de tabaco. El objetivo es alinear el chakra superior y la energía grupal aunque la ingesta es voluntaria. De este modo se adentra en las nociones sobre chamanismo y permacultura, para que la segunda integre a la primera, y para poner en práctica el postulado que sostiene la importancia del bienestar de quiénes llevarán adelante ese cambio.

-¿Cómo llegaste a la permacultura?
-Estaba buscando una coherencia, porque a mí me pasaba que yo estaba estudiando chamanismo y me pregunté sabes qué, tengo que ser un chamán de verdad, y ahí me encontré con las raíces de mi papá y mis abuelos. Mis abuelos eran agricultores orgánicos. Uno va buscando la ciudad como una promesa, algo nuevo y todo es ficticio. Y uno empieza a sentir el vacío que es el problema de la humanidad, que nadie sabe cómo sanar eso, como llenar. Entonces con el chamanismo comencé a volver a mi historia y a hacer honor a todo eso que viví. Empecé a conectarme con mis abuelos, con mis abuelas, a conocer las plantas y eso me llevó a la permacultura, que fue la respuesta a lo que yo estaba buscando. Como estudiante de izquierda yo le decía a la gente que había que hacer un mundo comunista, socialista, anarquista o lo que fuere y la gente me decía pero cómo vas a hacer eso, cómo dibujamos el nuevo mundo, se sale de esa cosa vieja pero qué viene de nuevo que no sea la Comuna de París, que no sea Cuba, experiencias que habíamos vivido con la izquierda. Yo no tenía qué decir, cómo contestar. Cuando conocí la permacultura yo era jovencito, estaba saliendo de la universidad, y me di cuenta que la discusión ya no era izquierda o derecha porque eso era parte del viejo paradigma; y el nuevo paradigma es el parto respetado, la salud espiritual, el yoga, el chamanismo, construir de forma ecológica, la economía social. Y ahora en mis charlas en la universidad los desafío a que me propongan problemas que la permacultura no pueda resolver. Y hasta hoy nadie me hizo una pregunta que no pueda responder. Y para mí esto fue el gran logro de la permacultura: tener respuestas prácticas, simples, sencillas, obvias. La permacultura es la ciencia de lo obvio. Qué bueno que salimos de esta mente compleja de los griegos que siempre quieren saber por qué. Qué bueno que encontramos sentido en la simplicidad y en la obviedad.

El Encuentro
Tierra, sin caer en el catastrofismo, advierte que "nos estamos preparando para los escenarios futuros de descenso energético, cambio climático, destrucción de la diversidad natural". En este sentido, agrega que "nunca jamás existió en la humanidad una oportunidad tan grande de cambio", oportunidad que este Encuentro se propone aprovechar en distintas etapas.
Si de ser precisos se trata, el 4° Encuentro Argentino de Permacultura comenzó el primero de septiembre y se extendió hasta el 26 de octubre. En ese tiempo se desarrollaron charlas, seminarios, conferencias y talleres que abordaron la temática de la permacultura social y, en lo que concierne al conjunto de las actividades, se destacan:
-Entrenamiento Avanzado en Permacultura "Diseñando Tu Comunidad", de lo Simple a la Profundidad (1 al 30 de septiembre): trabajó en prácticas de campo como cocinas, estufas y hornos, establecimiento de calles, construcción natural, baños secos, regaderas, biofiltros, sistemas de producción, acuacultura y, sobre todo, en herramientas de vida comunitaria. Un mes intenso donde el único requisito era contar con un Certificado de Diseño de Permacultura.
-Curso Internacional de Certificación en Diseño de Permacultura Orientado a la Permacultura Social y sus Herramientas (1 al 15 de octubre): un curso único en su tipo en el país, con instructores nacionales e internacionales que posibilitaron este viaje hacia el mundo de la permacultura, donde todos los contenidos establecidos por Bill Mollison, mas los nuevos conceptos y líneas de David Holmgrem serán desarrollados junto a las nociones mas avanzadas en la materia. No se necesitaban requisitos previos.
-Conferencias de permacultura (17 al 19 de octubre): fue la parte más visitada por el público en general ya que contó con espacios para conferencias, talleres, actividades para niños y niñas, feria de comidas, de artesanos, actividades de procesos grupales.
-PermaMusic (17 al 19 de octubre): fue el espacio para que los grupos que vienen trabajando versiones musicales relacionadas a la permacultura se expresen. Entre los artistas destacados se presentaron Paloma del Cerro, Adrián Berra y Julieta Díaz.
-Visitas a proyectos locales (20 y 21 de octubre): fue la posibilidad de conocer proyectos que están relacionados con la permacultura, de modo de visualizar y aprender cómo vienen trabajando las comunidades aledañas.
-Convergencia (22 al 26 de Octubre): fue considerada la reunión más importante del Encuentro ya que participaron representantes de proyectos permaculturales y delegados bioregionales, que juntos compartieron sus experiencias, avances, logros y tejieron juntos la visión del Movimiento Argentino de Permacultura, posibilitando la creación de conocimiento e inteligencia colectiva, para empezar a establecer el Diseño de Permacultura para un país.
En conjunto, las actividades intentan desarrollar la visión social de la permacultura, que además de dar respuestas a cuestiones aplicadas busca profundizar los sistemas de decisión, forjar una justicia permacultural, diseñar estrategias para la resolución de conflictos como los círculos de palabras o el arbitraje, pensar qué estructuras o soportes se crearán para sostener en el tiempo las transformaciones sociales que están forjando la nueva humanidad.



La semilla sembrada comienza a germinar
"Dentro del Encuentro hubo un programa de permoaprendices modular, que trabajó en módulos de quince o veinte días, donde no es un voluntario sino es una persona que viene al servicio, pero al mismo está en un proceso de aprendizaje de permacultura. De aprendizaje de vida comunitaria, desde construcción, carpintería, manejo de agua, manejo de herramientas, siembra. Y al mismo tiempo generamos dos cursos, que se llaman Diseñando tu comunidad, que fue de veintiocho días; y ayer terminamos el Curso Internacional de Diseño en Permacultura con la participación de trece instructores y más de setenta participantes que fue una verdadera nave que nos elevó a todos", detalla Tierra y sus brazos dibujan un globo en el aire y su entusiasmo contagia hasta a un muerto.
Uno de los objetivos principales que se propuso el Encuentro fue formar sujetos de cambio para dar vuelta la página del consumismo y la desconexión producida por las generaciones que persiguieron (genuinamente o no es materia de discusión) el progreso como vehículo para la felicidad humana. El cambio de paradigma requiere una nueva cosmovisión, que en realidad de nuevo tiene que se provoca en este tiempo pero, como sostiene Mario Gómez, uno de los aprendices del curso, "permacultura sería el aprender a recordar todo lo necesario para tener que dejar de llamar permacultura a lo que estamos haciendo. Entender que es retomar el contacto con la vida que es la esencia, como lo hacían nuestros ancestros. Y es un trabajo muy fuerte, por eso hablamos mucho de aprendizaje pero en realidad se trata de recordar lo que traemos como herencia".
Del mismo modo, Agustín Cordero, otro de los aprendices, sostiene que "la permacultura va más allá de la sustentabilidad, es como un cambio de paradigma y a la vez un cambio de conciencia que nos hace conectarnos con la tierra pero al mismo tiempo conectarnos entre nosotros. Y lo que más estamos trabajando acá es la permacultura social, que es aprender a vivir en comunidad para sostenerlo en el tiempo".
Bety Ramirez, también del Insituto NA´LU´UM, intentó deconstruir las nociones de desconexión generacional que implica todo ese conocimiento perdido en el tiempo, debido a los paradigmas de ascenso social que significaron las migraciones masivas del campo a la ciudad, la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo capitalista y el "abandono" de los hijos en estructuras caducas como la escuela. El resultado es una sociedad que ignora los principios básicos de supervivencia, cómo producir alimento, cómo elaborar sus medicinas, porque sólo se ocupa de generar dinero para obtener lo que necesita.

El círculo que se cierra
El sol que se acomoda al otro lado del río Quilpo y que se acuesta lentamente nos recuerda que la noche se avecina. Con ese último sol también finalizan los días de charlas y conferencias que congregaron a los activistas que ahora organizan su regreso (no todos, algunas actividades continúan porque nada tiene principio ni final en la permacultura). Sentado sobre el verde césped Julio deja caer su mechón de pelo negro sobre el pecho y clava su mirada en la profundidad del paisaje. Sus palabras brotan de su boca regalando frescura en el ambiente cálido y seco de las sierras: "mi nombre es Julio, vengo representando al pueblo maya de México, y desde el espacio sagrado de mi corazón le extiendo mis infinitos agradecimientos por permitirme ser portador de la palabra del conocimiento de los abuelos mayas, lo cual me ha permitido con el uso del corazón y la palabra correcta llegar al día de hoy al cuarto encuentro de permacultura aquí en San Marcos Sierras, a orillas del Río Quilpo, donde muy contento me encuentro de observar todo lo que me rodea ya que me veo reflejado en mis hermanos, en hombres y mujeres que están haciendo el mismo camino. Y que así como el maíz de nosotros tiene todos los colores de las naciones aquí me veo reflejado en cada uno de ellos, aún con distinto tono de piel y color de ojos. Tenemos el mismo espíritu y este espíritu que posa en nosotros ahora venimos a serlo sólido y tangible para que las próximas generaciones comiencen a hablar de lo bien que el hombre quiso aprender a vivir en esta época. Por eso extiendo una invitación a que si todos estamos con conciencia y todos tenemos consiente el amor que nos permite vivir en armonía con todo lo que nos rodea mantengamos esa inocencia y esa pureza de los niños. Permitamos que en estos tiempos la mujer sea libre y respetada, que los niños sean libres y sean respetados, que los ancianos sean escuchados, que el toque del tambor vuelva a sonar, que se respete a nuestra santísima madre naturaleza, nuestra madre tierra que todo nos lo da, que la hermana humanidad aprenda a vivir en armonía con todo lo que le rodea. Y si esto es un hecho que viene desde las palabras, quiero que sepan que quien lea estas líneas, mucho bien puede hacer un ser mortal sobre la tierra, que no es necesario tener una especialidad o estudiar algo para ser alguien porque ya eres alguien. Y eres alguien muy importante para todos nosotros y para esta hermosa tierra, para el gran espíritu también eres alguien ya. Así que en lugar de seguir estudiando y aprendiendo que es básico para trascender en esta vida, es momento que cada quien aporte lo que sabe desde el corazón, es momento que cada quien se reconozca como hombre y como mujer consiente sobre la tierra para que pueda dar lo mejor de sí. Que se motiven con pensar que esto apenas empieza. Que nosotros somos, sino la libertad, al menos la estamos provocando, y que si esto continúa así el día de mañana, la próxima generación y los niños se van a acordar de todo lo que estos hombres y mujeres han empezado a hacer por el bienestar de ellos. Yo agradezco por toda la gente que funcionó antes de que yo estuviera aquí, y ahora me doy permiso a mí mismo de funcionar para que el día de mañana esto sea recordado".

Detrás suyo el fuego sagrado que iluminó el Encuentro disminuye su llama pero no se extingue porque siempre hay alguien que le acerca una pequeña maderita, para que siga calentando, para que siga echando luz, acaso una metáfora de este cambio silencioso y múltiple, que no se encierra en categorías ni dogmas y que se propone, como sostiene su padre cocreador David Holmgren (el otro es Bill Mollison), "la durabilidad de los sistemas vivientes naturales y la cultura humana".

jueves, 16 de octubre de 2014

Más allá de la tierra

El Cerro Uritorco concentra la atención de los miles de turistas que se acercaron por el fin de semana largo a Capilla del Monte, Córdoba. Es que lejos de ser un accidente geográfico del montón, el Uritorco es reconocido mundialmente por su actividad energética, que dispara múltiples interpretaciones, desde las más geológicas (es una montaña de cuarzo) hasta las más siderales (allí habitan extraterrestres).

Arroyitos en el Uritorco

Es curioso que casi la totalidad de la gente con la que hablé del lugar (incluidos los de informe turístico) se tomaron para la chacota que allí exista algún tipo de fenómeno energético y otros tantos organicen visitas y se movilicen animadamente para vivir las vibraciones que allí dicen sentir. Esta dualidad la noto a cada paso,  propia de una ciudad que vive y se moviliza a dos tiempos o, mejor, bajo dos propósitos, aunque todos en algún momento miren el horizonte y se topen con la sierra y sus picos misteriosos: como si la incomprensión por momentos gobernara los espíritus.
Hay datos objetivos desde los cuales se puede pensar, más allá de las especulaciones: el Uritorco es una montaña de cuarzo, piedra que se caracteriza por sus propiedades  de amplificar la energía, equilibrar todos los chakras , contribuir en el sistema inmunológico. De ahí a considerar que es un espacio propicio para que bajen los extraterrestres hay un trecho difícil de acotar en el plano de mis argumentaciones, pero sólo eso, porque las explicaciones están, son muchas y muy valiosas.
Mientras estos dilemas sobrevuelan los ánimos de los concurrentes y los locales, todos intentan, de un modo u otro, captar parte de lo que allí surge. En este sentido, es tan normal que un artesano fabrique pequeños marcianos como que el de al lado venda cuencos de cuarzo a cuatro mil pesos.  La mayoría de la actividad cultural y social del pueblo (y por qué no también la económica) gira en torno de este fenómeno que por su compleja interpretación dispara múltiples comportamientos y lo comprendo: imagino lo difícil que me resultaría vivir ante tamañas incógnitas. Los signos de interrogación, como siempre y en todas partes, corresponden a los interesados, porque después muchos otros conviven con las preguntas o la incomprensión en un plano inimaginable.

Feria en la base del cerro


En el pueblo se multiplican los espacios “alternativos”, dedicados principalmente a la alimentación naturista, el comercio artesanal (sobre todo de piedras) y las disciplinas energéticas como lectura de aura y demás actividades holísticas. Y no es descabellado que en la calle se hable de la densidad energética o de la buena o mala vibra que hay en tal o cual lugar. Al principio me costó adaptarme a estos términos cifrados pero en el transcurso de los días lo ajeno se me volvía perceptible.

Como sábado y domingo nos dedicamos a vender en las ferias que se montaban (una en la base del cerro, otra en la plaza principal), el lunes recorrimos los treinta kilómetros de ripio que nos separaban de Las puertas del Cielo, un sitio adentrado en las sierras donde se cree que existe una ciudad intraterrena. Pero que no les gane el escepticismo: no se trata de canchitas de fútbol y gente comiendo asado sino de un campo energético. Porque uno dice ciudad y piensa en una ciudad y está bien. Pero esto responde, como decía,  a un campo vibracional. Llegamos con la puesta del sol y compartimos el silencio con grupos de meditadores que se dirigieron hasta allí con la intención de conectar con espacios sagrados. Dicen que si uno se queda en la noche pueden verse luces que corresponderían a dichas energías. Pero nosotros sólo vemos bichitos de luz, las luces de los autos que serpentean el camino y un cielo grande y mil estrellas.

Puertas del cielo

jueves, 9 de octubre de 2014

La ronda

Son casi las ocho de la mañana cuando llegamos a la Escuela El Trigal de Villa Dolores, provincia de Córdoba. El cielo está gris pero hace calor. Parece que la primavera, al menos por hoy, se acordó sólo de la temperatura y olvidó los colores. Los niños del jardín y el primario descienden de los autos con las lagañas todavía en los ojos. Algunos padres (caídos del catre como nosotros), profesores y alumnos, nos disponemos a hacer La Ronda, como se conoce a la ceremonia que da inicio cotidianamente a las jornadas de estudio y trabajo en esta escuela que se caracteriza por trabajar con la pedagogía Waldorf.
La primera vez que escuché sobre esta manera de educar me pareció imposible. ¿Cómo que no hay exámenes? ¿Cómo que se sientan en el piso? ¿Cómo que no hay actos patrios? En ese momento, ya hace muchos años, me pareció algo tan ajeno y extraño que rara vez volví a escuchar sobre eso. Pero ahora, en San Javier, resulta que Franco, el hijo de Claudio (quien nos invitó desinteresadamente a su casa por unos días) va a una escuela con pedagogía Waldorf. Y todo lo que entonces fue lejano, ahora se volvió real, palpable, verdadero.
Así que volvamos a La Ronda. Entre todos formamos un gran círculo y nos damos la mano. A mí me toca de un lado la mano de un hombre y del otro la de una niña. Aprieto bien fuerte las dos y me abandono en esa actitud de abordar, al mismo tiempo, superficies tan disímiles. En mi derecha una mano vellosa y de dedos gruesos; en mi izquierda la piel fina y fresca y los pequeños dedos que apenas me sujetan.

Una maestra nos da la bienvenida, anuncia próximas actividades, cede la palabra a quien la quiera tomar (uno de los niños cuenta que el sábado juega con su equipo de básquet) y comienza a efectuar la percusión corporal que ya me habían prevenido. Chasquido derecho – aplauso – chasquido izquierdo – aplauso – golpe con el pie derecho al piso – aplauso – golpe con el pie izquierdo – aplauso y así sucesivamente unas cuantas veces. Todos intentamos sincronizar y lo logramos, produciendo una rítmica alegre y armónica que nos hace bailar, nos anima, despierta y enseña. Cuando la maestra marcó el final de la música nos indicó que nos ubiquemos de a dos enfrentados, y al compás de una canción que no pude memorizar comenzamos a caminar cada uno hacia adelante conformando una cadena de manos, estrechando la derecha y la izquierda consecutivamente. El resultado fue un baile grupal de contacto masivo, no sólo de cuerpos, sino de miradas que se sonreían cómplices en un juego sencillo y hermoso.
Cuando la maestra anunció el final de La Ronda los alumnos se dirigieron a sus aulas, dispuestas de manera particular: la de los primeros años apuntaban su puerta hacia el jardín central; la de los años superiores dándole la espalda al mismo, es decir, dirigiéndose al futuro, que está fuera de la escuela. Todo, absolutamente todo, está pensado de manera holística. Los símbolos tienen una potencia formidable. Intenté observar hasta lo que se me permitiese y detecté que la maestra, en el momento de entrar a clases, se ubicó en la puerta y saludó con un beso y un abrazo a cada estudiante. Después me indicaron que la misma docente acompaña a los chicos durante los seis años de primaria, de modo de llevar adelante un seguimiento profundo y particular.


Sería muy complejo describir todo lo que atañe a la pedagogía Waldorf, pero intentaré señalar lo posible, como que las materias no se dictan de manera fragmentada (como sucede en las escuelas “normales”) sino que cada una se desarrolla por un tiempo largo (tal vez meses) que además integra otras materias, entre las que se destacan, entre otras tantas, huerta, circo y carpintería. En tercer grado las materias básicas consisten en sembrar trigo (que cosecharán al año siguiente y así producir su propio pan para la merienda), la construcción en barro y la iniciación en tejido, con el objeto de dar los primeros pasos en la fabricación de sus propias vestimentas.
La idea no es la transmisión de conocimiento, sino la producción integral del mismo. Se intenta que cada niño se forme en valores universales y humanistas y que, por sobre todas las cosas, alcance su potencial. No se iguala ni se intenta equiparar el coeficiente del grupo, sino potenciar al sujeto para que su función luego en el grupo sea lo más óptima posible. Las materias, en este sentido, conforman los instrumentos de los cuales los maestros se valen para llevar al educando a descubrir lo que lo hace pleno. Es perfectamente normal que un niño, en estas escuelas, aprendan a leer a los ocho años, porque nadie lo presiona, ni existe una absurda estimulación; pero en contrapartida una niña de cuatro años puede hacerse su propia bufanda.
¿Pero de dónde nace esta manera de educar? La historia nos remite a la Alemania de principios del siglo XX, cuando Rudolf Steiner ideó la primera escuela de este tipo a instancias de Emil Molt, dueño de la cigarrera Waldorf Astoria, en Stuttgart, quien sentía la necesidad de educar a los hijos de los trabajadores en una esfera de profunda libertad. Fue tanta la repercusión que adquirió esta pedagogía que pronto se desparramó por toda Europa. Según la filosofía de Steiner, el ser humano es una individualidad de espíritu, alma y cuerpo, cuyas capacidades se despliegan en tres etapas de desarrollo de siete años cada una hacia la madurez del adulto. El primer septenio está basado en la imitación natural como medio de aprendizaje, el segundo a través de la imaginación y el arte, y el tercero en la búsqueda de la verdad y lo real.
Hoy la escuela El Trigal tiene jardín de infantes, primaria y la secundaria va por su segundo año. Todos los avances responden al esfuerzo de los padres que son los que conforman la comisión directiva, aunque la decisión final, de todo, siempre termina en el cuerpo docente. De todos modos el Ministerio de Educación la reconoció como establecimiento educativo, aunque eso signifique sólo eso.

Finalizamos el recorrido en el buffet, que es un pequeño almacén naturista atendido por padres, por lo general aquellos que no pueden completar la cuota de aproximadamente mil pesos mensuales. Ellos también son los que levantan las aulas, cortan el pasto, podan las plantas. No veo golosinas ni caramelos ni alfajores, pero tampoco distingo qué venden, a pesar de algunas tortas y dulces. Porque si la educación es integral, también debe contemplarse la nutrición infantil, actualmente delegada impunemente al mercado que convierte muelas en desechos podridos.

jueves, 2 de octubre de 2014

Merlo, ciudad de viejos

Promocionada como la capital del tercer micro clima del mundo, Merlo es una construcción turística que crece constantemente. Hace más de quince años, donde hoy se levantan grandes centros comerciales, restaurantes y locales de artesanías, había monte y campo. Raúl y Ana llegaron a principios del nuevo milenio desde Florencio Varela cuando Merlo era sólo una promesa. No son los únicos: desde ese tiempo a la fecha, miles de familias (la mayoría parejas sin hijos como ellos) arribaron a este punto geográfico buscando mejorar el estilo de vida que ya se tornaba intolerable en los asfaltos capitalinos y conurbanos.  
-Cuando llegamos acá no había nada, era todo campo –señala Raúl, la calvicie creciente, la nariz enrojecida del vino tinto diario-. Yo construí estas cabañas de cero. Los primeros años, como éramos muy pocos laburábamos tipo cama caliente, se iba uno a la mañana y a la tarde venía el otro.
Hoy estamos en temporada baja y las cabañas Euskadi (que pertenecen a Raúl y Ana) están vacías; y eso que es bueno para nosotros (porque nos permite alojarnos en una de ellas) es preocupante para sus dueños, que ven con ojos alertas no sólo la falta de turistas (que de hecho los hay) sino el exceso en la oferta de cabañas y habitaciones de alquiler que se levantan a cada paso que uno da en la ciudad.

La ascendente Avenida del Sol que deriva en la sierra de los comechingones es una sucesión de locales comerciales (principalmente artesanías) donde se anuncian descuentos para jubilados. Los viejos caminan en grupete lentamente durante las mañanas y la tardecita, ya que la siesta es innegociable y todo cierra por unas horas. Los restaurantes ofrecen sus menús en grandes pizarras instaladas en la vereda: “pizza libre por cincuenta pesos”; “entrada, menú ejecutivo, postre y bebida 70 pesos”. Todos parecen pelearse por tener el precio más bajo con excepción de las parrillas que ofrecen la joya del lugar, chivito, que cuesta un poco más, aunque tampoco tanto. Los precios bajos se encuentran también en las artesanías, desde ceniceros de piedra por treinta pesos hasta tablas de madera por cuarenta.
Aunque tampoco podría establecerlo como un patrón, muchos negocios anuncian que venden su fondo de comercio. Improviso la hipótesis del exceso en la oferta en relación a la cantidad de gente, que provoca que no todos los negocios resulten rentables. Raúl, por otra parte, me cuenta que muchas cabañas están en venta.

¿Qué es el microclima?
A diferencia de lo que algunos suponen (entre los que me incluyo) el microclima no tiene nada que ver con si hace calor más tiempo del año o cuestiones de ese tipo. Según lo explican en la página oficial de la ciudad, Merlo es “poseedora de una atmósfera cuyas proporciones de ozono resultan más elevadas que las normales, y en la cual hace su manifestación excepcional la radiactividad; generadora de óxido nitroso, el cual por vía de la inhalación produce sensación de bienestar; caracterizada por ser una de las pocas regiones del mundo en contar con altos porcentajes de ionización negativa, condición natural que produce efectos energizantes y estimulantes influenciando positivamente el ánimo humano”.
Por estas condiciones climatológicas, que se suman al ritmo lento y los profundos silencios de sus calles de tierra paralelas a la sierra, nuestros viejos de todo el país lo eligen para sus días de descanso. Y los que se deciden, como Raúl y Ana, lo convierten en su nuevo hogar.